• Aportes de Contenido
  • Invitaciones

Grupo Transdisciplinar de Pensamiento Complejo y Ciencias de la Complejidad (Complejidad-RD)

~ Espacio de publicación, discusion y comentarios sobre complejidad

Grupo Transdisciplinar de Pensamiento Complejo y Ciencias de la Complejidad (Complejidad-RD)

Archivos de autor: Complejidad RD

INVITACION A COLOQUIO TRANSDISCIPLINAR

25 viernes Ago 2017

Posted by Complejidad RD in Invitaciones

≈ Deja un comentario

Invitacioìn Coloquio Agosto-01

LES TRANSMITO ESTA INVITACION EN LA QUE ESTAREMOS PARTICIPANDO TRES MIEMBROS DE NUESTRO GRUPO TRANSDISCIPLINAR DE PENSAMIENTO COMPLEJO.

ESTE COLOQUIO ES PARA ENFOCARNOS EN LAS HERRAMIENTAS DE APLIACION PRACTICA DE LA COMPLEJIDAD EN NUESTROS RESPECTIVOS AMBITOS DE TRABAJO.

PROPUESTA PARA AUMENTAR LA RESILIENCIA DE LA AGRICULTORES FAMILIARES DE REPUBLICA DOMINICANA ANTE EL CAMBIO CLIMATICO

01 martes Ago 2017

Posted by Complejidad RD in Sin categoría

≈ Deja un comentario

Por: Yamir Encarnación

1. Introducción

La República Dominicana ha dado pasos significativos para mejorar la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN). La reducción de la subalimentación que ha experimentado el país, según la FAO  y la aprobación de la Ley SAN son hechos fehacientes de los avances en la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2, denominado “Hambre Cero”.

No obstante, el cambio climático es uno de los factores que más ponen en riesgo la seguridad alimentaria del país debido a sus características geográficas e insulares, estando expuesto a huracanes y tormentas tropicales, y que se traducen en una alta vulnerabilidad. Esto conlleva a que el sector agropecuario sea extremadamente vulnerable a la variabilidad climática, particularmente a las precipitaciones que modifican los períodos de cosecha y siembra, y a los aumentos de temperatura.

La agricultura familiar (compuesta por pequeños agricultores, pero con características propias)  tiene una gran importancia en la República Dominicana por la proporción de alimentos que produce y la gran cantidad de explotaciones agrícolas inferiores a cuatro hectáreas de tierra, pudiendo afirmarse que es la forma predominante de producción agropecuaria.

Aunque el cambio climático afecta a todos los agricultores, es absolutamente imprescindible mejorar los niveles de resiliencia de los agricultores familiares ante el calentamiento global y el cambio climático, ya que estos son los más afectados ante los fenómenos atmosféricos y variaciones en los precios.

2. Contextualización

La República Dominicana se encuentra entre el Mar Caribe y el Océano Atlántico norte, ocupando la 2/3 parte de la isla de La Hispaniola. Tanto por superficie como por población, es el segundo país más grande del Caribe después de Cuba, con una superficie de 48,670 , predominando el clima tropical con dos estaciones, la de lluvia y la seca.

La República Dominicana tiene una población de 10.6 millones de habitantes, y el ingreso per cápita a precios corrientes es de USD 6,240. El PIB real ha manteniendo un importante crecimiento. Entre el 1992 y 2016, el crecimiento promedio anual fue de 5.5%, siendo los principales sectores de la economía los servicios (comercio, turismo, comunicaciones), las zonas francas, y recientemente la minería que tuvo un crecimiento de un 26.5% en el 2016. [1]

El país tiene grandes recursos minerales como níquel, bauxita, oro y plata y tierra. El 51.5% de la tierra corresponde a la agricultura y el 40.8% pertenece a bosques. Los principales productos de exportación agrícola son el café de grano, tabaco de rama, cacao en grano y azúcar crudo. Para el consumo interno se producen arroz, yuca, plátano y habichuelas.

La producción agropecuaria ha disminuido su importancia en la composición del Producto Interno Bruto, sin embargo es necesario resaltar que la producción y la productividad agrícolas han mantenido un ritmo de crecimiento importante. Por ejemplo, en el 2016 el sector creció un 10%.  Esto ha permitido al país reducir las importaciones netas de alimentos.

Gráfico 1

Situación de la oferta de alimentos en la República Dominicana

Yamir 4

En este contexto, comprender los actores que se dedican a la producción de alimentos es sumamente importante para garantizar la Seguridad Alimentaria y Nutricional, definida por la FAO como “la situación en la cual todas las personas tienen acceso seguro y estable a alimentos en cantidad y diversidad suficientes según sus necesidades biológicas así como a sus preferencias culturales, y estas pueden aprovechar adecuadamente la provisión de nutrientes a fin de tener una vida sana y activa”.

3. Agricultura familiar

La Agricultura Familiar ha adquirido una enorme importancia en el debate político de América Latina por sus aportes a la seguridad alimentaria, la mitigación de la pobreza y la conservación de la biodiversidad, y ha llegado a convertirse en el nuevo paradigma del desarrollo rural.

Por esta razón, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 2014 como el “Año Internacional de la Agricultura Familiar” con el objetivo de “promover la conciencia internacional y apoyar los planes impulsados por los países para fortalecer la contribución de la agricultura familiar y los pequeños agricultores a la erradicación del hambre y la reducción de la pobreza rural, conduciendo así al desarrollo sostenible de las zonas rurales y la seguridad alimentaria”. [7]

El concepto de agricultura familiar empezó a utilizarse en los países desarrollados y en América Latina a mediados del siglo XX, en la que se destacaba el predominio del trabajo familiar en las explotaciones agricultoras.

La definición más antigua de agricultura familiar proviene de los Estados Unidos donde se utilizaba el término “family farming” para identificar a aquella agricultura que dependía en gran medida de la mano de obra de la familia. [7]

En América Latina, de acuerdo a Maletta, se utilizaba el término ”unidad económica familiar” la cual era definida como una finca de tamaño suficiente para proveer al sustento de una familia y que en su funcionamiento no requiriese de mano de obra asalariada, sino que pudiese ser atendida con la fuerza laboral de la propia familia. [2]

Sin embargo, estas definiciones no fueron aceptadas ampliamente. El concepto más utilizado en gran parte del siglo XX fue el de campesinado debido a que respondía a una visión política e ideológica más que analítica. El predominio del latifundio durante las décadas del sesenta y del setenta en América Latina conllevó a que se visualizara una estructura agraria inequitativa por lo que el concepto de campesinado era equivalente al de minifundista, llevándose a cabo procesos de reforma agraria.

Luego del fervor político de los años sesenta y setenta, se produce el resurgimiento de las ideas que ponían en primer plano el carácter familiar de la economía campesina, sustentado en una racionalidad no capitalista, y sus diferencias socio-económicas con la agricultura empresarial.

A pesar del interés por parte de algunos estudiosos en profundizar en la agricultura familiar, en la mayoría de los países de América Latina ésta no se percibía ya que se impulsaba la modernización de la agricultura dentro del contexto de la globalización, donde se disminuyeron o eliminaron los programas públicos dirigidos hacia esta forma de producción agrícola e incluso los programas de extensión agrícola fueron eliminados o privatizados. México y Chile son casos excepcionales. Durante el auge del neoliberalismo en la década de los noventa en México se discutía el papel del campesinado frente al neoliberalismo y en Chile se mantuvieron políticas diferenciadas e instituciones especializadas para el fomento de la agricultura familiar.

La región empieza a utilizar de manera generalizada el concepto de agricultura familiar a partir de la década del 2000, gracias a investigaciones realizadas para conocer el aporte de este sector y su composición. De manera oficial, la expresión “agricultura familiar” empieza a utilizarse a partir del 2004 con la creación de la Reunión Especializada de Agricultura Familiar (REAF). Posteriormente, los Estados miembros del MERCOSUR, auspiciaron la REAF elaborando una definición común de agricultura familiar para Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

La definición y caracterización de la agricultura familiar es un desafío debido a la enorme heterogeneidad socioeconómica y cultural de cada país, así como a nivel regional. Las variables o parámetros en un país o comunidad, podrían no ser las adecuadas en otro. Por ejemplo, una finca pequeña en Brasil no es comparable con una finca pequeña en la República Dominicana. De ahí la complejidad y dificultad de definir la agricultura familiar.

A pesar de esta complejidad, el Ministerio de Agricultura de la República Dominicana ha definido la Agricultura Familiar como una “forma de organizar la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca, acuicultura y pastoreo, que es administrada y operada por una familia y, sobre todo, que depende preponderantemente del trabajo familiar, tanto de mujeres como hombres. La familia y la granja están vinculados, co-evolucionan y combinan funciones económicas, ambientales, sociales y culturales”. [3]

Es preciso aclarar que la agricultura familiar no es exactamente la agricultura de los pequeños productores, sino más bien una agricultura donde la familia está involucrada en las actividades productivas, emplean ocasionalmente mano de obra contratada, y tienen a su cargo la responsabilidad de administrar la unidad productiva (granja, servicios, etc.), la cual es su principal fuente de ingresos.

3.1. La Agricultura Familiar en República Dominicana

El Ministerio de Agricultura reconoció a la Agricultura Familiar en el 2016 como un sistema de producción existente en el país por entender que la familia es el fundamento de la sociedad, tal como expresa la Constitución, y porque esta adquiere cada vez mayor importancia dentro del contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), y por tanto, tiene que ser fomentada por el Estado.

Todavía no se cuenta con datos propiamente dicho de la Agricultura Familiar. El Ministerio de Agricultura, con el apoyo de la FAO, trabaja en la elaboración de un registro voluntario para identificar a los agricultores familiares a nivel nacional, y aplicar políticas diferenciadas.

Sin embargo, la pequeña agricultura es ampliamente dominante en la República Dominicana de acuerdo al Ministerio de Agricultura, realizando un  aporte esencial  a la economía nacional y a la seguridad alimentaria y nutricional. El Ministerio estima que los agricultores que tienen menos de 2 hectáreas de tierra generan entre el 57-77 por ciento del empleo agrícola y entre el 60-80 por ciento de los productos de origen agropecuario que consume la población dominicana, a pesar de tener solo el 33% de la tierra.

Cuadro No. 1

Unidades productivas agropecuarias, según tamaño

Tamaño

(en tareas)

Pecuarias Agrícolas Total Porcentaje Porcentaje acumulado
Menos de 8 tareas 17,154 40,164 57,318 15.6 15.6
8-20 12,302 51,616 63,918 17.39 32.99
21-40 13,310 51,571 64,881 17.65 50.64
41-70 12,302 35,104 47,406 12.9 63.54
71-199 13,721 25,851 39,572 10.77 74.31
200-799 10,337 11,744 22,081 6.01 80.32
800 y más 4,020 3,629 7,649 2.08 82.4
Sin información 32,432 32,237 64,669 17.6 100
Total 115,578 251,916 367,494 100.0

 

Fuente: Precenso nacional agropecuario 2015 [4]

El Estado tiene un apoyo importante a los pequeños agricultores. Las visitas sorpresas del presidente de la República han servido para desarrollar proyectos agropecuarios relacionados a la producción y/o comercialización. Esta iniciativa ha permitido visibilizar al pequeño y mediano productor y ha sido reconocida por la FAO por su apoyo al campo.

Los proyectos de las visitas sorpresas son financiados por el Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario (FEDA), y se han otorgado créditos a asociaciones y cooperativas por más de 8 millones de dólares con períodos de gracia de hasta 3 años. Asimismo, el Banco Agrícola en el 2015 desembolsó aproximadamente 280 millones de dólares para el financiamiento de la producción agropecuaria.

Por otra parte, el Estado dominicano promueve el desarrollo de los pequeños productores agropecuarios, y las pymes en general, utilizando como estrategia su poder de compra.  El Decreto No. 543-12 ha establecido que el 20% de las compras del gobierno sean asignadas a los productores locales o a las pequeñas y medianas empresas.

4. El cambio climático

Las variaciones climáticas se han dado a través de la historia en escalas de tiempo que van desde varios años hasta milenios. Por lo tanto, el clima nunca ha sido estático, Sin embargo, en la actualidad existe un consenso científico en torno a la existencia de una alteración climática global, como evidencian ya los aumentos observados en el promedio global de la temperatura del aire y del océano, el deshielo extensivo de los glaciares y el aumento del nivel medio del mar. Esta alteración climática global, llamada cambio climático, denota una variación estadísticamente significativa, ya sea de las condiciones climáticas media o de su variabilidad, que se mantiene durante un período prolongado. El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) destaca que es muy probable que la influencia humana sea la causa dominante del cambio climático.

Las políticas públicas de República Dominicana respecto al cambio climático se plasman en la Estrategia Nacional de Desarrollo, de las cuales se derivan estrategias y planes sectoriales. Igualmente, el país es signatario de importantes acuerdos entre los cuales se pueden mencionar el Protocolo de Kioto (2005) y el Acuerdo de París (2015).

El Plan de Acción Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2008) se sustenta en los lineamientos del Plan Estratégico para el Cambio Climático (2011-2030) donde comparten la visión y los principios, dadas las características complejas de la adaptación al cambio climático. Su objetivo principal es el de fortalecer la capacidad sistémica de la República Dominicana para enfrentar los efectos de los cambios climáticos a través de medidas de adaptación en los sistemas vulnerables priorizados. [5]

En lo que respecta al sector agropecuario, existe la Estrategia Nacional de Adaptación al Cambio Climático en el sector Agropecuario de la República Dominicana 2014-2020 donde  “se definen e impulsan procesos de innovación e investigación agrícola mediante la utilización de un modelo que permita ajustar, reducir y lograr una mayor capacidad de resiliencia de los sistemas de producción ante la vulnerabilidad y los efectos del cambio climático. Implica utilizar medidas apropiadas de acuerdo con el escenario climático que enfrentan y las características de los suelos y cultivos”. [6]

El Ministerio de Agricultura cuenta con una Dirección de Gestión de Riesgos y Cambio Climático, quienes trazan las políticas del Ministerio respecto a gestión de riesgos,  mitigación y adaptación al cambio climático.

5. Acciones propuestas a considerar para aumentar la resiliencia de los agricultores familiares ante el cambio climático

De acuerdo al IPCC, la resiliencia es la “capacidad de un sistema social o ecológico para absorber una alteración sin perder ni su estructura básica o sus modos de funcionamiento, ni su capacidad de autoorganización, ni su capacidad de adaptación al estrés y al cambio”.

La resiliencia es un concepto importante para entender la sostenibilidad. De ahí que para aumentar la resiliencia de cualquier sistema tenemos que pensar en el desarrollo económico y en los sub-sistemas que lo componen: económico, social y ambiental.

Cualquier programa para enfrentar el cambio climático tiene que tener un enfoque sistémico si queremos generar una verdadera sostenibilidad. Por eso, proponemos tres componentes necesarios para aumentar la resiliencia de los agricultores familiares ante el cambio climático: diversificación de sus medios de vida (social), mejora de los servicios ecosistémicos (ambiental)  y desarrollo local (económico).

5.1. Componente social

Cualquier programa que tenga como objetivo enfrentar el cambio climático de una población como los agricultores familiares tiene que enfocarse en diversificar los medios de vida de los productores agropecuarios a nivel de hogar y de finca. Entre las acciones a realizar consideramos pertinente:

  1. El fortalecimiento de organizaciones (de agricultores, medianos y pequeños empresarios rurales, y otros grupos vulnerables de la sociedad civil);
  2. El fortalecimiento de los servicios de extensión para los agricultores familiares.
  3. El establecimiento de escuelas de campo;

5.2. Componente ambiental

En lo que respecta al desarrollo de servicios ecosistémicos el objetivo es mejorar la cobertura boscosa y trabajar al nivel del paisaje. Las acciones propuestas son:

  1. El aumento de la cubierta arbórea o de vegetación natural en áreas hidrológicas clave para regular el ciclo del agua y el ciclo de los fito-nutrientes;
  2. El desarrollo de mecanismos de pago o reconocimiento por servicios ambientales en las áreas de influencia geográfica; y
  3. La provisión de asistencia técnica.

5.3. Componente económico

En lo que respecta al desarrollo local, el objetivo tiene que ser dinamizar la economía, fortaleciendo los mercados locales e identificando nichos importantes (escuelas, cárceles, hospitales, etc.). Para la consecución de este objetivo planteamos las siguientes acciones:

  1. La rehabilitación y construcción de infraestructura estratégica para facilitar, entre otros, la movilidad de bienes y personas, a través de la inversión pública;
  2. El mejoramiento del acceso al financiamiento, incluyendo microfinanciamiento, otros servicios rurales y programas de protección social para actividades que aportan a la adaptación.
  3. La vinculación de los agricultores familiares a las compras públicas.

 

Bibliografía

1) Banco Central de la República Dominicana. (2017). Informe de la economía dominicana. Enero-Diciembre 2016. Santo Domingo.

2) Maletta, H. (2011). Tendencias y perspectivas de la Agricultura Familiar en America Latina. Documento de Trabajo No. 1. Proyecto Conocimiento y Cambio en Pobreza Rural y Desarrollo. Rimisp, Santiago, Chile.

3) Ministerio de Agricultura de la República Dominicana. (2016). Resolución Ministerial No. RES-MA-2 016-14. Santo Domingo, República Dominicana.

4) Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo,  Oficina Nacional de Estadísticas, Ministerio de Agricultura, FAO, Unión Europea. (2016). Precenso Nacional Agropecuario 2015. Informe de Resultados. Santo Domingo, República Dominicana.

5) Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. (2008). Plan de Acción Nacional de Adaptación al Cambio Climático en la República Dominicana.

6) PLENITUD, Caribbean Community Climate Change Centre (CCCCC), Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio (CNCCMDL) Ministerio de Agricultura, UE. (2014) Estrategia Nacional de Adaptación al Cambio Climático en el Sector Agropecuario de la República Dominicana. Santo Domingo, República Dominicana.

7) Salcedo, Salomón y Guzmán, Lya (2014). Agricultura Familiar en América Latina y el Caribe: recomendaciones de politica. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).

Informe consultado:

CGIAR, CCAFS, Ministerio de Agricultura, Consejo Agropecuario Centroamericano, Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT). Estado del Arte en Cambio Climatico, Agricultura y Seguridad Alimentaria en la Republica Dominicana.

Sitios web:

World Cia Factbook

https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/

FAO

http://www.fao.org/faostat/en/#country/56

Vulnerabilidad de los bancos de musgo de la Antártida al cambio climático

21 viernes Jul 2017

Posted by Complejidad RD in Sin categoría

≈ Deja un comentario

Por: Ysabel Noemí Tejeda Díaz

Introducción

La Antártida es un continente situado en el extremo sur de nuestro planeta. Ocupa una décima parte de la superficie de la Tierra y está cubierto por una capa de hielo que puede superar los 1.500 metros de espesor. El Polo Sur se encuentra justo en medio de la Antártida. Es el continente más frío, así como el más seco, elevado y ventoso. Muy pocas personas residen en la Antártida todo el año. Los científicos la habitan durante breves periodos de tiempo y se alojan en estaciones construidas especialmente para la investigación científica.

La flora de la Antártida está constituida por los llamados vegetales inferiores: algas, hongos, líquenes y musgos. Estos vegetales viven los pocos lugares libres de hielo, existen alrededor de 350 especies. Hace cuatro años, un equipo de investigadores británicos constató que en los últimos 50 años el calentamiento global había provocado un cambio ecológico sin precedentes en el musgo y los microbios del extremo sur de la Península Antártica. Ahora, el mismo equipo ha confirmado que esos sorprendentes cambios no son algo aislado, sino que se están produciendo en todo el continente helado.

En este trabajo final proponemos una reflexión partiendo  de la vulnerabilidad de los bancos de musgo de la Antártida al cambio climático como fenómeno dentro de un sistema dinámico complejo, así como una aproximación a la relación existente entre vulnerabilidad y cambio climático desde el enfoque integrado.

Mirada integradora de las condiciones ambientales climatológicas de la Antártida.

Entender las condiciones del clima impone el abordaje epistémico de la atmósfera a partir de una serie de magnitudes, o variables meteorológicas, como la temperatura, la presión atmosférica o la humedad, las cuales varían tanto en el espacio como en el tiempo. En diferentes momentos de la historia de la humanidad se evidencia la valoración de  los fenómenos atmosféricos y su intento por explicar sus causas, a los cuales, aspectos  mágicos-religiosos sirvieron de explicación a la mayor parte de los fenómenos meteorológicos, mientras llegaban los grandes conocimientos científicos. De acuerdo a Bavera y Bèguet (2003).

Los elementos del clima son aquellas características que nos permiten evaluarlo, definirlo y clasificarlo, mientras que sus factores son los hechos astronómicos, geográficos y aún meteorológicos que determinan las particularidades de aquellos elementos. Entre los factores astronómicos del clima deben mencionarse los movimientos de la tierra y la latitud del lugar; entre los geográficos, la continentalidad u oceanidad, barreras orográficas, altitud, proximidad del mar, corrientes marinas, topografía, etc., y entre los meteorológicos, la distribución de los centros semipermanentes de presión atmosférica, los vientos y las grandes perturbaciones atmosféricas.(p.34)

     La Antártica se encuentra ubicada dentro de la celda polar austral, lo que climatológicamente se traduce en una circulación anticiclónica asociada a una región permanente de altas presiones en el interior del continente, bajas presiones alrededor de la Antártica llamada la vaguada circumpolar, el vórtice polar sobre el continente en los niveles superiores de la atmósfera asociada a la circulación de los oeste en altura y un régimen de vientos del este en superficie.

Más del 85 % del área terrestre ocupada por hielos permanentes se encuentra en la Antártida. Un 10 % corresponde al hielo de Groenlandia y el resto, menos de un 5 %, al conjunto de todos los otros glaciares y pequeños casquetes helados.

Esta península es una de las regiones del planeta que ha sufrido el calentamiento más rápido, con un aumento de temperatura de aproximadamente 0,5 grados centígrados por década desde los años 1950. Aunque no sea una zona propicia para que crezca la vegetación, investigadores encontraron que la presencia de musgos se ha incrementado en el Polo Sur, en parte a causa del cambio climático. “La temperatura se eleva desde alrededor de la mitad del siglo pasado en la Antártida, lo que tiene un efecto importante en el crecimiento del musgo en la región»(Amesbury, 2017).

El espesor medio del hielo en la Antártida es de 2,4 kilómetros y en algunos lugares llega casi a los 5 kilómetros. Su volumen es tan grande que su descongelación completa elevaría el nivel del mar unos 60 metros. La mayor parte de la masa de hielo, casi el   90 %, se encuentra en la Antártida Oriental. Cook (2005) afirma.

Una zona delicada es la Península de la Antártida, ya casi fuera del círculo polar. La mayor parte de los glaciares de esta península muestran en los últimos años una tendencia al retroceso, aunque no está claro que la causa única sea ese calentamiento. (p.16)

Lo antes citado impone la vulnerabilidad de esta área del planeta, donde  la causa del calentamiento es multifactorial, a saber, tanto por el incremento global del CO2 y de los otros gases invernadero como el metano y el ozono, como también  por el efecto invernadero provocado por la contaminación  del aire, es decir, por los aerosoles llegados desde regiones muy pobladas de latitudes medias como Estados Unidos, Europa, Rusia y China. Ya en el año 2013 científicos habían descubierto evidencia de la existencia de musgo en la zona sur de la Antártica, sin embargo una nueva investigación realizada por expertos de la Universidad de Exeter ha revelado que esta situación se ha ido expandiendo con los años, y actualmente está presente en toda la península.

De acuerdo a la investigación, los expertos analizaron la evolución de los bancos de musgos en los últimos 150 años, y los resultados arrojaron que hubo un gran incremento de la actividad biológica en los últimos 50 años. Entender el posicionamiento de vulnerabilidad desde la complejidad permite tomar en cuenta lo a veces no tan evidente y, en este sentido, tal como apunta Adger (2006).

La vulnerabilidad se constituye en una poderosa y dinámica herramienta en la evaluación de impacto ambiental Entendida como una característica propia de cualquier sistema, factor o elemento del mismo sistema, y que adicionalmente es determinada por factores externos, permite discriminar y cuantificar la intensidad con la que un posible impacto puede afectar a un determinado factor o componente ambiental teniendo en cuenta las características propias y las particularidades del entorno en que se ve inmerso el sistema a evaluar. (p.23)

El concepto de vulnerabilidad es un derivado de las ciencias sociales, utilizado ampliamente en el estudio de ecosistemas para determinar el nivel de riesgos y desastres naturales. Corresponde a la capacidad para anticiparse, hacer frente, resistir o recuperarse de un impacto o desastre natural o antrópico; por otro lado, La vulnerabilidad también se ha establecido como una característica importante  para la pérdida, y ha sido entendida como un fenómeno externo de perturbaciones a las que es expuesto el sistema, e interno que representa la habilidad o carencia de habilidad para responder adecuadamente y recuperarse de disturbios o eventos estresantes externos.

En este aspecto se han identificado componentes críticos de la vulnerabilidad como exposición a estresores, capacidad de anticipación y de enfrentar los estreses, resistencia y recuperación ante peligros naturales y las consecuencias del estrés.

 La sensibilidad del crecimiento del musgo por el incremento de las temperaturas sugieren que el ecosistema terrestre de la Península Antártica continuará a experimentar un cambio rápido con las futuras alzas en las temperaturas. De acuerdo a los investigadores de la Universidad de Exeter “Si esto continúa, y con un gran incremento de tierra libre de hielo del continúo retiro glaciar, la Península Antártica será un lugar mucho más verde en el futuro“

Enfoque integrado de riesgo vulnerabilidad (EI)

El EI combina características de la vulnerabilidad interna  de  un lugar, en el caso que nos ocupa, Antártica, presenta una exposición a los factores de riesgo biofísico externo. Exhibiendo gran función del potencial de amenaza a la ruptura del equilibrio hielo- musgo. Este, a su vez, se encuentra influenciado por los riesgos y la tipología de las acciones/efectos de mitigación influyentes y, antes mencionados que al mismo tiempo, resultan de la vulnerabilidad existente en la dinámica compleja a partir de la vida cotidiana en que está inmerso nuestro planeta.

Un enfoque limitado a perturbaciones y estresores es insuficiente para entender el impacto en la respuesta del sistema afectado o sus componentes. Esto es visible en los modelos más usados que incluyen el análisis de vulnerabilidad en forma reducida: el modelo amenaza-riesgo y el modelo presión-emisión.

Finalmente la capacidad de respuesta o capacidad adaptativa hace parte de la resiliencia de un sistema y se refiere a las adaptaciones de la reestructuración del sistema después de una perturbación. La capacidad adaptativa es la habilidad del sistema de ajustarse a la perturbación, moderar el daño potencial, aprovechar las oportunidades y lidiar con las consecuencias de la transformación que ha ocurrido. De modo que, el aumento de la actividad biológica en los bancos de musgo ejemplifica potencialmente la capacidad de respuesta como un atributo del sistema que existe ante la perturbación.

Referencias

Adger, H. (2006). Análisis de  vulnerabilidad de los sistemas biológicos. Recuperado de:  http://www.bdigital.unal.edu.co/3900/1/905011.2011.pdf

Amesbury, M.( 4 de marzo de 2017). Por el calor, la Antártida comenzó a reverdecer. Jornada. Recuperado de: http://www.diariojornada.com.ar/187903/ciencia/por_el_cambio_climatico_la_antartida_comenzo_a_reverdecer_/

Bavera, G. y Bèguet, H. (2003).clima y ambiente: Elementos y Factores. Recuperado de: http://www.produccion-animal.com.ar/clima_y_ambientacion/03-clima_y_ambiente_elementos_y_factores.pdf

Cook, A. (2005). Antártida. Recuperado de: http://www.yeastgenome.org/reference/S000082202/overview   

Anexos

Antártica

Antártica, corona austral, racimo

de lámparas heladas, cineraria

de hielo desprendida

de la piel terrenal, iglesia rota

por la pureza, nave desbocada

sobre la catedral de la blancura,

inmoladero de quebrados vidrios,

huracán estrellado en las paredes

de la nieve nocturna,

dame tu doble pecho removido

por la invasora soledad, el cauce

del viento aterrador enmascarado

por todas las corolas del armiño,

con todas las bocinas del naufragio

y el hundimiento blanco de los mundos,

o tu pecho de paz que limpia el frío

como un puro rectángulo de cuarzo,

y lo no respirado, el infinito

material transparente, el aire abierto,

la soledad sin tierra y sin pobreza.

Reino del mediodía más severo,

arpa de hielo susurrada, inmóvil,

cerca de las estrellas enemigas.

Todos los mares son tu mar redondo.

Todas las resistencias del Océano

concentraron en ti su transparencia,

y la sal te pobló con sus castillos,

el hielo hizo ciudades elevadas

sobre una aguja de cristal, el viento

recorrió tu salado paroxismo

como un tigre quemado por la nieve.

Tus cúpulas parieron el peligro

desde la nave de los ventisqueros,

y en tu dorsal desierto está la vida

como una viña bajo el mar, ardiendo

sin consumirse, reservando el fuego

para la primavera de la nieve.

–Pablo Neruda–

Resiliencia: manejo de su conceptualización en el contexto educativo

21 viernes Jul 2017

Posted by Complejidad RD in Sin categoría

≈ 1 comentario

Por: Yaquelin Altagracia Inoa Tatis

La resiliencia y la vulnerabilidad son conceptos utilizados por los diferentes autores citados en este trabajo, en diferentes ámbitos del quehacer social, por lo que, para su manejo en el tema que nos ocupa: la resiliencia y el manejo de su conceptualización en la educación, es necesario tener un marco conceptual acorde con los diferentes autores que han tocado el tema con el propósito de dar un mejor manejo al momento de contextualizarlo. En este trabajo hacemos un intento por conceptualizar, a la luz de diferentes autores, el termino resiliencia en el ámbito educativo.

            El este recorrido nos encontramos con autores que plantean la resiliencia como una competencia a desarrollar con el fin de que el estudiante, en la escuela, la universidad y ya graduado sea capaz de crear cambiar patrones de interacción social, para una vida cotidiana rica en crecimiento emocional y espiritual pero sobre todo en fortaleza de carácter.

Marco conceptual

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, IPCC (como se citó en Franco, C., 2017 ) definen resiliencia como la “capacidad de un sistema social o ecológico para absorber una alteración sin perder ni su estructura básica o sus modos de funcionamiento, ni su capacidad de auto organización ni su capacidad de adaptación al estrés y al cambio (p.11).

Llevada al ámbito educativo, esta conceptualización podríamos vincularla a la capacidad de auto organización y transformación en superación que tienen los miembros de cualquier subsector del sistema social, como es el educativo para salir airosos y crecer en la adversidad. Es en ese sentido que Grotberg (como se citó en Peral, Ramírez y Castaño 2006a) denomina la resiliencias como la “capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y salir trasformado por ellas” (p. 198). En ese orden, refiriéndose al enfoque de la resiliencia, Grotberg, Infante, et al. (como se citó en Peral, Ramírez y Castaño 2006b) indican que:

Este se explica a través del modelo “del desafío o de la resiliencia, el cual muestra que las fuerzas negativas no encuentran a una persona inerme que asume, inevitablemente, daños permanentes, sino que describe la existencia de escudos protectores que harán que dichas fuerzas se transformen en factor de superación. Aclarando que este enfoque no debe interpretarse en oposición al modelo riesgo sino que lo complementa y lo enriquece buscando resaltar los factores de protección. (p. 198)

En el contexto educativo la literatura encontrada al respecto planea la resiliencia como una capacidad, lo que implica que puede desarrollarse; mientras Grotberg, Infante, et al. (como se citó en Peral, Ramírez y Castaño 2006b) la plantea como la capacidad del ser humano de hacer frente a las adversidades, Villalobos y Castelán (2011), la definen  como “la capacidad de recuperarse, sobreponerse y adaptarse con éxito frente a la adversidad y de desarrollar competencia social, académica y vocacional pese a estar expuesto a acontecimientos adversos, al estrés grave o simplemente a las tensiones inherentes al mundo de hoy” (p.3); mientras el primero habla de transformación el segundo habla de adaptación, por lo que se infiere que mientras ocurre el proceso adaptación-transformación, emerge la fortaleza y el espíritu para enfrentar la adversidad presente.

Resiliencia en el ámbito educativo

            La resiliencia está presente donde existen factores de riesgo y vulnerabilidad como es el caso de la escuela como “expresión psico-social de la comunidad a la que pertenezca”. (Gómez, 2017, p. 10Aa). Una escuela de una comunidad excluida (…)

Asume patrones de conducta propios de la misma con indicadores de riesgo tales como: falta de acceso al agua potable, problemas de salud, estrés crónico, agresividad y violencia, micro-tráfico, pandillas, vandalismo (…).  Estas circunstancias influyen en el comportamiento, la mentalidad y las actitudes emocionales de los jóvenes que se encuentran en la escuela, de donde desarrollan: resentimiento social, intolerancia, rabia, ira, frustraciones, desesperanza aprendida y culpabilidad social. (Gómez, 2017, p. 10Ab)

            “Esta es una escuela vulnerable que puede convertirse en un modelo de escuela resiliente: aquella que puede vivir con el riesgo, dentro del riesgo, pero no es parte del riesgo; previene las consecuencias, los riesgos y las conductas riesgosas” (…) (Gómez, 2017, p. 10Ac). El siguiente Modelo Resiliencia en la Escuela. Henderson y Milstein (2003) resultaría un apoyo para el desarrollo de competencias resilientes: “Los tres primeros pasos, están destinados a encaminar nuestra actuación a la mitigación de los factores de riesgo en el ambiente y los tres últimos pasos logramos construir resiliencia en el ambiente”. (p.1)

Yaquelin 1

Por otro lado, en una estructura con una institucionalidad más abarcadora, está la educación universitaria, donde está presente la resiliencia con matices propios de la educación superior. Werner (como se citó en Pulgar 2010) realizo una investigación en la que concluyo que:

Todos los sujetos resilientes tenían, por lo menos, una persona que los aceptó en forma incondicional, independiente de su temperamento, aspecto físico o inteligencia. Necesitaban contar con alguien y sentir que sus esfuerzos, su competencia y autovaloración eran reconocidos y fomentados. (p. 21)

 Hay autores que relacionan el concepto de resiliencia con la calidad de la educación y plantean la necesidad de fomentar la resiliencia en los estudiantes del nivel superior; en este sentido se plantea desarrollar la resiliencia como una competencia para la vida. Al respecto Henderson y Milstein (como se citó en Pérez y Rábago 2015) opinan que:

Resulta necesario comprender la implicación que el concepto de resiliencia tiene en la educación superior, debido a que ésta se enfrenta en la actualidad al gran desafío de garantizar una educación de calidad y que, estos a su vez reúnan los requisitos de la sociedad actual que (…) requiere de profesionales capaces de hacer frente a ellos; los cuales pueden llegar a ser inesperados a pesar de que los estudiantes (…) tengan una formación académica de calidad. (p.44)

Esta “comprensión de la implicación del concepto resiliencia” lo lleva al plano de que los estudiantes universitarios sean capaces de asumir la resiliencia como una actitud frente a la vida.

Conclusión

La identificación de la resiliencia en el ámbito educativo, sobre todo en las escuelas

identificadas como vulnerables, se establecen, luego de determinar los indicadores de vulnerabilidad trabajando cada uno de estos indicadores con el propósito de desarrollar competencias a fin de romper con los patrones de interacción social establecidos y hacer que emerja el espíritu resiliente, que pienso es propio de cada ser humano.

En función de algunos autores citados, la resiliencia emerge o no en el individuo cuando se enfrenta a factores de riesgo en el contexto social donde se desenvuelve y como pasa, aproximadamente, la mitad de su vida en interacción con co-presencia en el ámbito educativo (los que alcanzan o el sistema les permites educarse: (a) escolaridad, (b) bachillerato, (c) grado universitario, (d) post grado (maestría y doctorado) sin contar con las demás interacciones, debemos preguntarnos si es conveniente que nos preparemos emocionalmente para estar, ser resiliente.

Referencias

Franco, C. (2017). Adaptación, vulnerabilidad, resiliencia y capacidad adaptativa. Clase impartida en el marco de la Maestría en Pensamiento Complejo y Ciencias de la Complejidad. Santo Domingo, D. N. República Dominicana.

Gómez, J. M. (22 de mayo de 2017). Escuela resiliente o escuela riesgosa. Hoy, pp10A.

Mi espacio Resiliente (julio, 2013). Modelo Resiliencia en la Escuela. Henderson y Milstein.Recuperado de:

https://miespacioresiliente.wordpress.com/2013/07/19/modelo-resiliencia-en-la-escuela-henderson-y-milstein/

Peral, Ramírez y Castaño (2006, julio) Factores resilientes asociados al rendimiento académico en estudiantes pertenecientes a la Universidad de Sucre (Colombia). Psicología desde el caribe. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/213/21301709.pdf

 Pérez, S. L.  Rábago de A. M. (Octubre – Diciembre 2015). Taller “Construir la resiliencia en educación superior”: un abordaje basado en la propuesta de Henderson y Milstein. Educateconciencia. Recuperado de:

http://tecnocientifica.com.mx/educateconciencia/index.php/revistaeducate/article/viewFile/20/147

Pulgar, S. L. (2010). Factores de Resiliencia Presentes en Estudiantes de la Universidad del Bío Bío, Sede Chillán. (tesis de post grado). Universidad del Bío-Bío, Chillán. Recuperado de

http://cybertesis.ubiobio.cl/tesis/2010/pulgar_l/doc/pulgar_l.pdf

Villalobos, T. E. M.  y Castelán, G. E. (2011). Resiliencia en la Educación. CEPIndalo.  Recuperado de http://lnx.educacionenmalaga.es/valores/files/2011/12/resiliencia-en-la-educaci%C3%B3n.pdf

REFLEXIÓN ACERCA DE LA SITUACIÓN AMBIENTAL DEL TRÁNSITO DOMINICANO

21 viernes Jul 2017

Posted by Complejidad RD in Sin categoría

≈ 1 comentario

Por: Rosa Camila Rivera

Es una amenaza la congestión del tránsito por el excedente de vehículos en la RD y los efectos negativos a la humanidad, desde el smog que emite los vehículos, y  encontramos la definición de smog en wikipedia de  “también conocido por  «neblumo» o «niebla contaminante», es una forma de contaminación originada a partir de la combinación del aire con contaminantes durante un largo período de altas presiones, que provoca el estancamiento del aire y, por lo tanto, la permanencia de ellos en la troposfera y a veces, en la estratosfera, debido a su mayor densidad”.  “Nube baja formada de dióxido de carbono, hollines, humos y polvo en suspensión que se forma sobre las grandes ciudades o núcleos industriales.  Es el aire denso y gris que se forma en el cielo como mezcla del humo que expiden los vehículos y la niebla, esto además de ser desagradable es muy nocivo para la salud, porque es polución atmosférica que tiene  altas concentraciones de oxido de sulfuro y de nitrógeno, hidrocarburos y millones de partículas de plomo, magneso, cobre, níquel, cinc y carbón, estas sustancias originadas del humo expandida por los automóviles”.

El exceso de vehículos trae saturación y caos en la ciudad de Santo Domingo, mi curiosidad me llevo a utilizar la  herramienta del internet y encontré que para el año 2015,  la Oficina Nacional de Estadística (ONE), presentó la cantidad de automóviles que circularon en el territorio nacional, “se registraron al menos 1,5 millones de unidades vehiculares, es decir, un 8,1% más con relación a las 1,4 millones reportadas en 2014.” 

El parque vehicular al finalizar el año 2016 ascendió a 3,854,038 unidades, registrando un incremento de 241,074 unidades nuevas, equivalente a un 6.7%, de acuerdo al Boletín Estadístico Parque Vehicular en la República Dominicana al 31 de diciembre de 2016.”
El boletín, elaborado por la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) indicó que de los diferentes tipos de vehículos, las motocicletas presentan un mayor crecimiento absoluto con 149,602 unidades, para un incremento de 7.7%; seguido por los automóviles con un aumento de 43,451, representando un crecimiento de 5.6%; luego les siguen los jeeps con un aumento de 29,678 nuevas unidades para un incremento de 8.3 por ciento.

Agrega que de la cantidad total de vehículos de motor registrados a diciembre de 2016, el 54.4% corresponde a motocicletas, seguido por los automóviles con 21.2%, los vehículos de carga  con 10.5% y  el restante 13.9% se  distribuye entre  jeeps, autobuses, máquinas pesadas, volteos y otros.

Al clasificar el parque vehicular por provincia, señala que el 56.1% está distribuido entre el Distrito Nacional y las provincias de Santo Domingo, Santiago y La Vega.   El restante 43.9% está ubicado en las demás provincias que conforman el territorio nacional.

Pudimos observar que para el año 2005 en el país existían ocho persona por cada vehículo y diez años después de cada diez (10) personas dos no tienen vehículo, considero es alarmante.   La gran mayoría de estos vehículos circulan en la zona céntrica de la capital, ya no existen horas picos, porque todas las horas son picos, no podemos transitar por las calles por el congestionamiento de vehículos, a esto se le añada la mala educación que tienen la mayoría de los conductores, además del monóxido de carbono, el ruido con el toque de la bocina, el ruido si el vehículo es viejo o tienen algún desperfecto,  todo esto atenta contra el ambiente contribuye también al calentamiento global y afecta la temperatura en el cambio climático

Como profesionales de la administración de empresas consideramos que las autoridades competentes no han desarrollado debidamente el Proceso administrativo en cuanto a lo de transporte se refiere.  Definimos el proceso administrativos como las técnicas y/o herramientas del quehacer administrativo y se desarrolla en las siguientes etapas: planeando, organizando, dirigiendo y controlando.

Entendemos como planeación proceso en el cual se definen los objetivos y se trazan estrategias para alcanzarlo, para esto se formulan programas  para integrar y coordinar el desarrollo de las actividades.

La organización es el proceso donde se determinan las tareas que deben realizarse para lograr lo que se planea.

La dirección es el proceso de motivación y de  liderar tanto  a las personas involucradas, como para lograr lo que se planea desarrollando una buena estrategia de  comunicación, resolviendo los conflictos generados  y el manejo al cambio que pueda producirse,  con el propósito de que las personas ayuden a realizar el objetivo propuesto en la planeación.

El último proceso es el control, que consiste en evaluar y realimentar como se está desarrollando las actividades para que  los objetivos puedan lograrse  de forma óptima.

La cantidad de vehículos importados de manera desmedida, nos causa daños como son: la contaminación por el smog, los niveles de ruidos permitidos causados por las bocinas en excesos,  la congestión vehicular en el polígono central, la quema de combustible diario por los entaponamientos generados en las vías por la cantidad de vehículos que transita, la limitación del tránsito de los peatones por no poder transitar por las aceras debido a que las utilizan para estacionamientos de vehículos.

Esta es una realidad que estamos viviendo los dominicanos, en el sistema del tránsito, en cuanto a lo anterior planteado nos realizamos las siguientes interrogantes:

¿Es el sistema de transporte actual sostenible en el tiempo?

¿Quiénes son las personas más vulnerables?

¿Cómo podemos manejarnos y reducir riesgos?

En respuesta a la primera pregunta, no es posible que perdure en el tiempo el sistema de transporte que estamos teniendo, porque estamos llegando a un colapso vehicular por así decirlo, porque  poco a poco estamos contribuyendo a la destrucción de nuestra riqueza natural por medio del transporte a través de  la contaminación urbana.  La contaminación urbana afecta tanto la salud física, mental y de convivencia, en la salud física porque causa alergias, problemas pulmonares, mentales como pérdida de memoria, desarrolla alzimer, y en la convivencia porque pone a las personas agresivas.

Las autoridades elaboran programas para sacar de circulación los vehículos viejos y lo sustituyen por nuevos o más nuevos, quizás la primera semana después que llegan los nuevos, no salen a circular,  pero varias semanas después, tenemos a los viejos y a los nuevos, no existe medida de control, no existe liderazgo para que las cosas se hagan como deben hacerse, todo consecuencia de una pobre planeación y organización.

A pesar de que existen normativas que pueden regular el sistema vehicular, como lo es la Ley 64-00 del año 2000, donde asigna a autoridades competentes, en este caso, a los ayuntamientos, para que “actúen con aquellos problemas relacionados con el medio ambiente, entre ellos los ruidos, la contaminación atmosférica, contaminación visual, etc.”

Existe también la Ley No.287-04 sobre la “prevención, supresión, limitaciones de ruidos nocivos y molestosos que produce la contaminación sonoras, cualquiera que fuera su origen”

2do Existe un grado de vulnerabilidad, porque la población es incapaz de afrontar los efectos negativos causante por los daños como consecuencia a la congestión del tránsito, además no somos resilentes a cualquier evento generado por esta problemática, mucho menos tenemos la capacidad de responder y enfrentar cambios.

3era  Las autoridades competentes deben adoptar medida e  implementarlas y hacer que se cumplan, y darle el debido seguimiento que este amerita, para esto debemos estar en constante control, no dejarlo en el olvido, hacer evaluaciones periódicas, elegir opciones adecuadas, en la que podamos adaptarnos, así como hacer evaluaciones de impacto a la ciudadanía.

Factores negativos que no contribuyen a un mejor transito

  • Falta de planificación urbana
  • Falta de educación
  • Desactualización del marco legal y de órganos reguladores del tránsito vehicular
  • Voluntad política
  • Toma de decisiones
  • Falta de planificación vial
  • Implementación de avances tecnológico
  • Falta de información a la ciudadanía
  • Interés de las autoridades para la solución de la problemática de forma sostenible
  • Intereses individual de algunas personas
  • Intereses político
  • Desordenes recurrentes
  • Falta de seguimiento a todo lo anterior

Dentro de los problemas causantes  de contaminación están:

  • Excesivo uso de vehículos privados
  • Autobuses del transporte público en mal estado
  • Carro de conchos (taxis públicos) en igual mal estado
  • Taxistasimprudentes que traban el tránsito
  • Inmenso número de Motocicletas

Concluimos en que las autoridades competentes deben hacer ajustes  iniciando con la disminución  de importar vehículos de motor, buscar soluciones a los carros viejos, buscar la manera de descongestionas las vías,  ya sea ampliando las avenidas, haciendo planes en los colegios privados de poner transporte por sectores, programar rutas, así como también en las empresas, tanto públicas como privadas, evitar que salgamos todos juntos, y así evitar entaponamientos.

Puede ser también asignar días para que los vehículos transiten, es decir un día las placas impares y otros las pares. Trabajar una campaña de educación a la ciudadanía, tanto a los de transporte público como al de transporte privado, implementar medidas  de adaptación, hacer que se cumplan, para esto debe estar en constante control, hacer evaluaciones periódicas, elegir opciones adecuadas para que sean cumplidas las medidas,  además de darle el debido seguimiento y continuidad a los programas.

Definitivamente, hace falta crear políticas públicas con la finalidad de mejorar el congestionamiento vehicular.

Ya salió el número de la Revista Utopía y Praxis Latinoamericana dedicado a la complejidad!!

08 sábado Jul 2017

Posted by Complejidad RD in Informaciones y Avisos

≈ Deja un comentario

Para nosotros es un gusto informarles a todos los que nos siguen que ya está en la red el número electrónico de la revista «Utopía y Praxis Latinoamericana» que está dedicado en esta ocasión a autores que tratan diversos temas desde el pensamiento y las ciencias de la complejidad.

En esta ocasión encontramos colaboraciones de varios miembros de nuestro Grupo Transdisciplinar, de cuyo trabajo estamos muy contentos y nos satisface mucho compartirlo con todos ustedes.

Pueden encontrar el numero más reciente de la revista en este enlace:

http://produccioncientificaluz.org/index.php/utopia

También pueden bajarlo en este enlace:

UTOPIA DOSSIER COMPLEJIDAD 22 n°78 Jul-Sept

¿MÁS ALLÁ DE LA CAPACIDAD PLANETARIA? EL COMPLEJO INCÓGNITO DE LA RESILIENCIA TERRESTRE

06 jueves Jul 2017

Posted by Complejidad RD in Sin categoría

≈ Deja un comentario

Por: Bienvenido Pérez García

 “Nuestro problema, la gran incertidumbre del quehacer humano es que el medio ambiente, nuestro entorno  natural tiene un límite, un umbral irreversible, que no podemos traspasar  para nuestra supervivencia y desconocemos  dónde exactamente está ese umbral”.

Carol Franco

En el zenith  de tantos enfoques pro y contra-ambientales, acuciosos estudios de observación del clima, indagaciones cento-milenarias del casquete polar y de estratos de corteza terrestre,  sobre cómo era nuestra tierra, nuestro clima y sus cambios y, elaboración –con el auxilio de computadoras más potentes que nunca-de complicados escenarios de posibilidades en las que pugnan los supuestos e hipótesis de la intervención del hombre en la distorsión ambiental y climática vs. la ocurrencia de los impactantes cambios del entorno natural a pesar e independientemente del factor humano, nos encontramos aún, con todos nuestros adelantos e instrumentos de análisis en una zona de oscuridad, una especie de caja negra planetaria en la que gobiernos, empresas, sociedades e individuos vivimos en una absurda dualidad de, por un lado experimentar insincera sensibilidad por la desaparición de bosques, especies, ozono, agua potable, cambios de clima, subida de los niveles oceánicos y emergencia de fenómenos naturales más feroces, devastadores y frecuentes y por otro, nuestro irrenunciable apetito por consumir más, por obtener mejores comodidades, por comernos el bizcocho Tierra  en un paradigma de bienestar y crecimiento económico ilimitados. Ignoramos cuál es límite de elasticidad del equilibrio natural que mantendría a la especie humana con posibilidad de sobrevivir y mucho menos conocemos la capacidad de nuestra biosfera de sostener un cierto balance, para sanar o para adaptarse en cambios que pudieran permitir la continuación de esta  especie única de depredadores-innovadores que constituimos  los ´homo sapiens´. Ignoramos, en suma, el ´quantum´de la resiliencia.

Las ciencias de la complejidad aportan un importante ingrediente al debate ambiental, al inscribir este fenómeno dentro de los flujos sistémicos evolutivos adaptativos y sujetos, merced a cambios de condiciones iniciales, a  alejamientos de equilibrio o estabilidad, aproximación a límites caóticos y sujetos a posibles bifurcaciones conducentes a cambios drásticos, permitiendo con este novedoso enfoque conformar  el pensamiento resiliente, que abarca el aprendizaje, la diversidad y la capacidad de adaptarse a una amplia gama de complejos desafíos, re-categorizando el término de pensamiento social-ecológico, que fundamentalmente se esfuerza por encontrar formas innovadoras para volver a conectar con la biosfera y mantenernos dentro de los límites planetarios.

Indudablemente que nos veremos forzados como sociedades a re-entender y adaptarnos a las consecuencias del daño y cambio del medio natural y del cambio climático. Aprender a vivir con  nuestro hasta ahora único lugar que tenemos,  en oposición al hasta ahora vivir de  y a pesar de, esta nuestra casa. Es casi seguro que de adoptar la sanación del planeta como agenda mundial prioritaria y obligatoria lograríamos detener, o al menos aminorar, este agravamiento con temporales constreñimientos de nuestros estándares de vida hasta que, gradualmente desarrollemos, innovemos  en la manera de aprovechar plenamente nuestro medio, conciliados y en plena armonía socio-sistémica hombre-naturaleza.    Nuestra pregunta vital es pues ¿Podremos hacerlo antes de que esta zona de oscuridad nos sorprenda con cambios irreversiblemente irremediables, que nos borre del mundo o nos reduzca a pequeños grupos sobrevivientes que deban reiniciar la civilización? Nuestra convicción, por algunos hallazgos e indicaciones es que ya ha habido, tal vez centenas de miles de años atrás, otras civilizaciones humanas que alcanzaron alto grado de avance en ciencia  y tecnología en nuestro amado planeta (Gentilmente invito a leer “No somos los primeros”  de Bienvenido Pérez García, Diario Libre, 15 de septiembre, 2016. Versión integral y completa será con mucho gusto remitida, si así lo solicitare ) y se sobrepusieron a muchas de las limitaciones y desafíos, sucumbiendo en sus avances finalmente, como hoy día puede ocurrir, frente  al más enconado enemigo…nosotros mismos.

En cuanto a la Resiliencia social, que  se define como la capacidad de las comunidades a soportar perturbaciones externas a su infraestructura social, al presente, podemos considerar como suficientemente documentado y aceptado que  esta resiliencia de nosotros, los humanos, como conjunto organizado, organizante e interactuante está relacionada  con la resiliencia de los sistemas ecológicos. Esto se manifiesta más claramente en los sistemas sociales que dependen de un solo ecosistema o recurso único. La resiliencia social, nuestra capacidad de conservar cierto equilibrio está, en consecuencia interconectada,  con la resiliencia de los sistemas ecológicos de los que dependen estos sistemas sociales. La complejidad pues, está inextricablemente presente y ligada en la relación, hombre-medio ambiente y más patente se hace que los desequilibrios y cambios de condiciones iniciales en el multitudinario sistémico y en-red-ado, flujo viviente impactan y producen cambios en los humanos,  aunque todavía no comprendemos plenamente esta relación, de la que hasta ahora solo estamos aprendiendo de sus efectos  

Vulnerabilidad Reducible vs. Vulnerabilidad Irreversible.

Siendo la vulnerabilidad el grado de susceptibilidad o incapacidad de un sistema para afrontar los efectos adversos de un cambio climático, y, en particular la variabilidad del clima y los fenómenos extremos, científicos ambientólogos sostienen que hemos entrado en una nueva era geológica llamada Antropoceno, o edad del hombre, donde la humanidad está influyendo en cada aspecto de la Tierra en una escala similar a las grandes fuerzas de la naturaleza. La gran incertidumbre, en la que entra la complejidad, es nuestra presente relativa dificultad en deslindar y cuantificar las distorsiones atribuibles al cambio climático y las distorsiones producidas o aceleradas por la intervención humana. No mucho más allá que simplemente sospechar,  hemos tenido como tendencia no asumir seriamente los hallazgos que de continuo nos proveen los cientistas y expertos ambientales, sobre  las limitaciones del medio natural a resistir la exposición desequilibrante de la estabilidad del sistema y su capacidad de producir  respuestas adaptativas.

Los estudios de cientistas e investigadores como Mooney y Ehrlich (1993 y 1997). Y Adger (2000) sostienen que la biodiversidad y la vulnerabilidad  se encuentran en proporción inversa: Mientras más aumente la biodiversidad, en ese orden se reduce la vulnerabilidad y viceversa.

Las respuestas adaptativas, nuestra capacidad de lidiar y afrontar frente a la degradación del medio ambiente son aplicadas en situaciones puntuales y a corto plazo. Es necesario, según sostienen estos cientistas, que incrementemos nuestra capacidad adaptativa a largo plazo a través de ajustes sostenibles del sistema.

La adaptabilidad pues, consiste en reducir la vulnerabilidad, incrementar la resiliencia y mantener la sostenibilidad.

Las áreas en  que es ineludible reforzar nuestra capacidad adaptativa son las de alimentación, de salud y de educación, de las que nos servimos guiarnos con acciones y medidas ejemplificadas  de las exposiciones de la Dra. Carol Franco:

Ejemplos de medidas de adaptación en el sector agrícola y pecuario:

 Cultivos tolerantes o resilientes: Eco-cultivos. El progresivo aumento de extensión de las superficies  de la capa vegetal  terrestre para fines agropecuarios, ha mermado paulatinamente la biodiversidad, provocando la reducción drástica y/o extinción de una vasta variedad de especies animales y vegetales, cuyo rol e interacción en el funcionamiento del eco-sistema no son del todo bien entendidos. Los oligocultivos, unas 20 variedades de cereales y frutos  consumidos masivamente por el hombre han sustituido millones de hectáreas de bosques, selvas y espacios de biodiversidad. A todo esto se suma la devastación de otras vastas áreas para convertirlas en pastizales de ganado, con los efectos de aumento de desechos orgánicos  y degradación de estos suelos,  y emitiendo actualmente el 35 al 40 % de todo el metano (CH4) que entra a la atmósfera, el 65 % del amoníaco ((NH3), el 65% del óxido nitroso (NO2) y el  8 % del dióxido de carbono (CO2).

Una solución puede radicar en los eco-cultivos, es decir, el uso de agricultura ecológica, orgánica o biológica,  un sistema de cultivo de explotación agrícola autónoma basada en la utilización óptima de los recursos naturales, con gestión inteligente del agua, diversificación de cultivos, sin emplear productos químicos sintéticos, u organismos genéticamente modificados (OGMs) —ni para abono ni para combatir las plagas— logrando de esta forma obtener alimentos orgánicos a la vez que se conserva la fertilidad de la tierra y se respeta el medio ambiente. Todo ello de manera sostenible, equilibrada y mantenible. Para lograr este objetivo haría falta una política consensuada de voluntad de gobiernos y productores, a la sombra de un marco compensatorio y subsidiador.

Medidas de Adaptación en el Sector Salud

El cambio del entorno, y aumento de la vulnerabilidad, está propiciando la reaparición de enfermedades y epidemias largamente ya superadas y supuestamente extintas, propiciadas por agentes en nuevos vectores que han facilitado su reaparición, así como la extensión de otras patologías anteriormente limitadas a ciertas regiones del planeta. El paludismo, la malaria  y fiebre amarilla, la chicungunya y el dengue, la gripe aviar, las cepas de neumococos más resistentes a antibióticos, no por por efecto de antibióticos anteriores sino por modificación adaptativa de estos micro-entes y la aparición de enfermedades nuevas están vinculados a los fenómenos de cambio climático, sostenibilidad y resiliencia. Los sistemas de educación universal e inclusiva, los sistemas de alerta temprana (redes sociales, medios de difusión) ante la aparición de vectores patógeno-infecciosos, la capacitación y disponibilidad de agentes  multiplicadores de trabajadores de salud comunitaria, son algunas de las medidas adaptativas que gobierno-comunidad-individuos deben mejorar.

Medidas de Adaptación en el Sector Educación.

Se hace impostergable la inclusión e inserción formal en el Plan de Estudios de la República Dominicana, de la educación ambiental, con ejes de aplicación transversal interdisciplinaria en los aspectos de conocimiento y sensibilización ante el cambio climático, la vulnerabilidad, la resiliencia y la sostenibilidad, que incluya aplicaciones prácticas, adopción de cultura y costumbres conservacionistas en la vida cotidiana y despertamiento de vocación para el voluntariado ambiental.

La Morfogénesis, frente a la Vulnerabilidad y el  Cambio Climático.

Conforme a los postulados identificados de la teoría de la complejidad, muchos cambios morfogénicos de continuo han tenido lugar e ido experimentando el sistema viviente: Las formas más fantásticas, maravillosas y variadas de todos los reinos vegetal y animal, incluyendo a las bacterias y los aún pendientes de entender plenamente virus, individualidades-comunitarias sistémicas con una compleja interrelación total y global. Cónsono es afirmar que -en la misma línea- el mega-sistema Tierra que también como tal, experimenta desde sus  orígenes morfogénesis, ha sido impactado  más vigorosamente por la nueva reestructuración del quehacer humano en los últimos 200 años, con la industrialización, el crecimiento demográfico, la industria del desechable, la basura no biodegradable, el lanzamiento a la atmósfera de cientos de miles de toneladas de S02  junto a otros contaminantes gaseosos y líquidos vertidos a las aguas y al mar, la depredación de los bosques, y zonas de transición mar-tierra, como manglares y arrecifes de coral, la caza  y pesca indiscriminadas y exhaustivas   que están potenciando –cambiando- las condiciones iniciales del flujo sistémico del medio natural hacia zonas muy alejadas del equilibrio y bordeando  -en algunas instancias ya entrando- las bifurcaciones caóticas en las que se reconstituye radicalmente la organización sistémica, es decir, que el flujo de la vida –la vida humana incluida, quedaría comprometida. Como posible escenario, si la raza humana fuere sensiblemente mermada o desapareciera, nuevas formas, si lo resiste el medio, emergerían en la indetenible morfogénesis para las que deberá tener capacidad adaptativa. Las teorías apuntan a que eventos como éste sucedieron  hace mucho tiempo, con la desaparición de los grandes saurios por un evento catastrófico. ¿Qué nos asegura que con el presente modo de vivir y operar humanos, a espaldas y en desconocimiento de la vulnerabilidad y resiliencia del medio, estamos dirigiendo el planeta a un evento catastrófico de extinción masiva aún mayor?

Conforme al recién acuñado concepto de desarrollo sostenible, surgido a partir del Informe de Brundtland (ONU, agosto de 1987) no será posible un desarrollo humano sostenible ilimitado sin un desarrollo de nuestra capacidad de convivir y coexistir en uso racional del medio o entorno, incluyendo toda la complejidad animal vegetal, y los sistemas dinámico-complejos de nuestra biosfera. El eslabonamiento entre el ser humano-sociedad  y el ambiente es incuestionable e imprescindible.

El desarrollo sostenible, en los términos de la Agenda 21,  auspiciada por las Naciones Unidas y que tuviera lugar en Río de Janeiro, Brasil, entre el 3 y el 14 de junio de 1992,  representa la integración de los objetivos sociales y ambientales con el desarrollo económico.

Justicia Intergeneracional.

“El que venga atrás que arree» – Proverbio insignia de la insolidaridad e irresponsabilidad socio-ambiental.

¿Qué derecho tenemos los herederos generacionales de las riquezas de nuestro mundo –renovables o no- de consumir y dañar estas a espaldas de nuestros hijos, y los sucesivos hijos de estos?

Conforme al Informe (de la Comisión) Brundtland el desarrollo sostenible es “el  que cumple con las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para cumplir y satisfacer sus propias necesidades”  Esta nueva visión invirtió los esquemas económicos tradicionalmente aplicados de puro y simple crecimiento sin límites ni implicaciones subsecuentes.

Cuando en tiempos inmemoriales los seres humanos abandonamos la caza y pesca itinerante y nómada y empezamos a asentarnos para labrar y criar animales el sentido de la conservación tuvo sus inicios con el cuido de las cosechas y animales para  usufructo.  Nuestro instinto cerebélico, reptil, sin embargo cíclicamente nos impulsaba a buscar mejores tierras, bienes y facilidad de vida en otros lugares  en el largo camino que hemos recorrido, que desde pequeñas tribus hasta grandes sociedades y pueblos modernos, de una forma u otra ya sea física como virtual o moralmente hemos continuado, con las modalidades depredadoras de arrebato, dominio, rapiña, guerra, conquista, exterminio.

Todas estas manifestaciones de nuestra parte reptiliana aún siguen teniendo lugar en nuestras sociedades “modernas”, con el agravante de que la tradicional e inmisericorde explotación de nuestros recursos naturales –para satisfacer las demandas de una población humana con vida que posiblemente equivalga al total de humanos que hayan poblado la Tierra (8,000 millones de personas, en nuestra opinión, no suficientemente bien contados) con un patrón de consumo que genera cientos de millones de galones diarios de  agua dulce desperdiciada, y/o contaminada química y biológicamente, decenas de millones de toneladas de basura no reutilizable, no biodegradable, incluyendo la basura electrónica de alta contaminación (litio, plomo, mercurio) y millones de toneladas de contaminantes por combustión industrial y vehicular a nuestra atmósfera, superando una cierta pero aún no bien cuantificada degradación de nuestro ambiente que la innovación humana al presente no  puede significativamente mitigar  o controlar.

El calentamiento global es real. Es principalmente resultado de la actividad humana. Los países ricos tienen una «deuda ecológica» con los países pobres. Es necesario (para hacer frente a este ) crear instituciones internacionales fuertes. Se hace imprescindible la presión a los líderes políticos y sacrificio individual.

Papa Francisco. Encíclica Laudato Si

Paradójicamente, dos tercios de la población mundial aún no están plenamente insertados en el estilo de vida, confort y beneficios de productos, facilidades y servicios modernos y los cálculos y escenarios de incorporabilidad en función de los insumos y uso de los recursos disponibles hacen al presente imposible que casi seis mil millones de personas puedan vivir conforme a los estándares de consumo y uso  del otro tercio de la población, que en general es  dispendioso e impertérrito a las consecuencias de su modo de vida. Se estima que actualmente menos de la cuarta parte de la población mundial consume el 81 % de todos los productos, produce el 80% de energía a través de combustibles no renovables y contaminantes y emite el 72% de SO2.

Crecimiento Poblacional Ilimitado vs. Desarrollo Sostenible

No podemos esperar proveer crecimiento

a la vez de la  calidad material de vida y de la población.     

Garret Hardin.

El modelo de Tragedia de los (recursos) Comunes o ToC de Garret Hardin asume que los individuos son actores «racionales» solo a corto plazo, interesados en sí mismos, que buscan maximizar sus propios logros. – Estos explotarán los bienes comunes (tener más bebés, añadir más ganado a los pastos, contaminar el aire) siempre y cuando crean que los costos para ellos individualmente son menores que los beneficios. – Cuando cada individuo cree y se comporta de esta manera, los comunes, es decir, los recursos vivientes o no del planeta, que no nos pertenecen como tales, pero de los que podemos disponer ´ad livitum´ son rápidamente llenados, degradados y arruinados.

Indudablemente que el aumento de población ha introducido una ecuación al parecer intransitable e insoluble a la vista de las capacidades de provisión del planeta y de la velocidad con que creamos  y mejoramos  tecnología para optimizarla.

Se habla así también de optimización poblacional, es decir del diseño de una política acordada mundialmente de reducción de las tasas de nacimiento, de manera que permita la sostenibilidad de las presentes y nuevas generaciones. Existe gran dificultad en establecer con exactitud qué es una población óptimamente viable, sustentable, pues muchos gradientes transversales de orden geopolítico, religioso y de expansión de mercado de economías desarrolladas lo entrecruzan y complejizan. Actualmente varios países  europeos de población y tamaño relativamente menores, pero con economías y gobiernos más organizados han logrado mantener estable el crecimiento de sus poblaciones en los últimos años, mientras que la mayoría de los países de África y  Asia han  experimentado un notable aumento poblacional,  inclinando aún más desproporcionadamente la balanza de humanos vulnerables, pues la mayoría de estas poblaciones pertenecen a países más pobres. La seguridad social de estos países en los ámbitos de salud, alimentación, protección, alojamiento, educación es precaria y se agudiza y los sistemas de pensiones, a los adultos mayores que se retiran de la vida laboral resultan insuficientes, un fenómeno que curiosamente, por sus efectos, en contraste se está experimentando también en países desarrollados, donde la estabilidad de crecimiento poblacional bajo los esquemas actuales de crecimiento económico ilimitado empieza a dificultar las pensiones y compensaciones  de los retirados, enfermos y envejecientes, ya que hasta ahora habían estado basados en el modelo de lograr fondos suficientes, para los que entran en retiro, de las aportaciones de mayor número de nuevos cotizantes.

Por otra parte, la persuasión  en un sistema de libre empresa, emprendimiento, lobismo o cabildeo en instancias gubernamentales e intereses estratégicos nacionales o particulares siempre presentará opciones de flexibilidad, consentimiento y excepciones  que sigan comprometiendo la calidad ambiental  y degraden nuestros recursos.

La solución más plausible y urgente es pues arribar al pacto de coerción mutua (gobierno, empresa, sociedad, individuos) mutuamente acordada,  establecida y consentida por los electores, por la que renunciemos a ciertos privilegios y estándares de calidad de vida, al menos temporalmente, mientras surgen las nuevas soluciones  -innovaciones- de ciencia y tecnología –ambientalmente compatibles-  y respectivamente nos observemos y  monitoreemos, asegurando que cada parte cumple a plenitud su rol en este Pacto Ambiental Global.

En la década de 1950, comenzó un modo de producción de bienes que si bien innovador y valorado como altamente facilitador inició una aceleración de la degradación del medio ambiente que hasta el presente parece continuar indetenible, a pesar de aislados y relativamente tímidos esfuerzos: La cultura del desechable: platos, cucharas, cubiertos, pañuelos, servilletas, botellas, trajes de baño, vasos, pañales, toallas, envases, bolígrafos, fundas, partes de equipo y piezas de poca duración, obsolescencia programada (y aunque no es objeto de este trabajo, también de parejas, esposos, amistades: ¿degradación o simple cambio social?) con poca innovadora respuesta tecnológica e institucional para afrontarlo y sustancial aumento de desechos a todo el planeta.

Sociológicamente, esta degradación del medio ambiente, presente en prácticamente todo el globo terráqueo, ha producido en no pocos  humanos una sensación de pérdida, un efecto de tristeza, depresión y nostalgia que el filósofo australiano Glenn Albrecht llamó en 1968, solastalgia.

Sin dudas la gestión más exitosa y productiva en términos de logros ha sido hasta el momento la de los Objetivos de Río +20 que tuvo lugar en Río de Janeiro, Brasil por las que se concertó un número de soluciones simples y a la vez complejas, los días 20-22 de abril del 2012. De manera concreta se enunciaron integral y holísticamente 17 vectores accionarios a ser cumplidos  y que a riesgo de ser repetitivos, nos atrevemos a enumerar, solo para los efectos de destacar que todos están complejamente enlazados y componen una dinámica sistémica de bucles que se interdependen, alimentan y transforman entre sí:

  1. Cero Pobreza
  2. Cero hambre
  3. Buena salud y Bienestar
  4. Educación de Calidad
  5. Igualdad de Géneros
  6. Agua Limpìa y Salubridad
  7. Energía Limpia y Accesible
  8. Empleos Decentes y Crecimiento Económico
  9. Industria, Innovación e Infraestructura
  10. Desigualdades Reducidas
  11. Ciudades y Comunidades Sostenibles
  12. Consumo y Producción Responsables
  13. Acción Climática
  14. Vida dentro de las aguas
  15. Vida sobre tierra
  16. Paz, Justicia e Instituciones Fuertes
  17. Asociación-Alianzas para lograr los Objetivos

El planeta cambia ¿o quizá se defiende?

Independientemente de nuestras acciones y quehacer desaprensivos que comprometen la calidad ambiental y propician la aceleración del cambio climático, de suyo, el planeta indudablemente experimenta cambios cíclicos que se ha comprobado tuvieron lugar en otros tiempos remotos sin la intervención humana. Además de los derretimientos paulatinos de los polos experimentados en el pasado y vuelta a glaciaciones que los reconstituyeron, con las consiguientes elevaciones y descensos de los mares y océanos y aumento y disminución de las áreas de suelo seco, las erráticas megaerupciones volcánicas, algunas de gran poder explosivo y emisión de polvo que han circunvalado y cubierto la Tierra temporalmente, la polaridad magnética, ocasionada por la enorme masa de metal fundido que constituye el núcleo interior del planeta, está, según parecer de científicos y sus escenarios matemáticos, cerca de cambiar e invertirse. Aunque no existe rastros de los efectos de la última inversión que tuvo lugar hace unos 26,000 años, sí se sabe ya que en el presente el norte magnético de La Tierra se está desplazando más rápidamente de Canadá a Siberia, a razón de unos 40 kms por año, habiéndose establecido que esta velocidad era de unos 10 kms por año a comienzos del siglo XX. No existe evidencia de extinciones biológicas masivas ocurridas en las indagaciones sobre reversión magnética de polaridad en el pasado, pero sí existe certeza que de ocurrir, al menos sus efectos electromagnéticos  vulnerarán la radio y las comunicaciones satelitales y quizá parcialmente la transmisión de electricidad y los ciclos de cosechas, todos ellos indispensables medios para sostener la civilización actual.

La morfogénesis global ¿es resultado de lo local repercutiendo en lo global? Los estudios de complejidad morfogénica apuntan la tendencia de emergencia de cambios, surgimiento de nuevas especies, no gradualmente, sino en apariciones relativamente rápidas-. Nos encontramos en la encrucijada de afrontar con científica seriedad las consideraciones de los cambios morfogénicos locales, regionales y globales con el propósito de determinar, hasta donde fuere posible, los umbrales en los que tales cambios pudieran tomar lugar de manera tan rápida o acelerada que sobrepase en mucho nuestra capacidad de mitigarlos.

Necesitamos incorporar de manera inaplazable más recursos para el estudio del cambio climático, la vulnerabilidad, la resiliencia del medio y para producir las  innovaciones que pueden aumentar el bienestar humano y al mismo tiempo mejorar la capacidad de recuperación de los ecosistemas.

El Desafío del Agua

El agua es el nuevo petróleo, es el oro azul

 Mckenzie Funk

Si bien hay alguna argumentación sobre los efectos adversos en el medio ambiente en los que media directamente la mano humana, no hay discusión alguna en el hecho de que  hemos mermado agigantadamente el recurso agua  dulce, potable. Se estima que en menos de diez años -2026- más de 1800 millones de personas podrían estar sufriendo de escasez absoluta de agua.

En el cuerno de África occidental, compuesto de cuatro países: Sudán Etiopía, Somalia y Eritrea,  la aguda falta de agua, simplemente para beber y menos para agricultura y ganado ha ocasionado muertes y migraciones masivas. La mitad del territorio de África experimenta actualmente sostenida escasez de agua.

A manera de ejemplo de la escasez aún en países de ricos recursos naturales y avanzado desarrollo, en el estado de California, EE.UU. más de un millón de personas carecen actualmente de agua limpia y potable.

La paradoja acuífera es que mientras se ralentiza la disponibilidad de agua potable en el mundo, los vastos glaciares gradualmente se derriten y decantan en los mares, sin provecho, al menos para los humanos. Entre 1901 y el 2010  el mar subió de nivel, merced al derretimiento de los polos, 81 centímetros.

Las Guerras Silentes por Agua

Nuevas figuras y esquemas de dominación, manejo y especulación han ido surgiendo a consecuencia de la reducción del agua: Al igual que como lo desarrolló el estado israelí el nuevo poder de negociación y dominio  estará basado en la hidrodiplomacia. China se ha convertido en los últimos años en la primera hidrohegemonía del mundo, represando a través de miles de presas y super-represas las aguas de las madres fluviales del Tibet y zonas descendentes, limitando, y hasta privando a países del sudeste de Asia, India incluido, del indispensable líquido

Australia ha instaurado un mercado de valores de agua, comprable y vendible a través de instalaciones de extensas tuberías que ha arruinado a muchos pobres con propiedades tenedoras de agua, ya que solo los que tienen más posibilidades económicas son los verdaderos beneficiarios de la mayoría de los volúmenes acuosos. Los acuíferos subterráneos son explotados indiscriminadamente. California ha emitido una legislación para regular –aunque tardíamente- el uso de los acuíferos subterráneos, muchos de ellos ya contaminados. Las transferencias secretas masivas y entubadas no autorizadas de agua continúa  en California y algunas otras regiones de escasez en el mundo.

Los bancos de agua para invertir, comprar y vender el vital líquido se encuentran en situación difícil debido a la creciente escasez de H2O y a las más estrictas regulaciones, que intentan equilibrar las aguas para agricultura, uso urbano y la industria.

Las técnicas de irrigación por goteo que han resultado tan exitosas en Israel, ubicado en una región de escasa humedad y pocas precipitaciones, han tenido poca difusión y  sido relativamente abandonadas desde 1966, con la conquista de las alturas del Golán, donde nacen madres de aguas que irrigan a  Palestina, Jordania, Iraq y parte de Siria. Israel mantiene hidrohegemonía sobre estas aguas y en el 2014 la autoridad israelí de aguas declaró al estado israelí, “libre de escasez de agua”

Anotación Concluyente: ¿Qué hacer?

¿Cómo integrar las informaciones y datos disponibles en una comprensión compleja del flujo sistémico e interactuante de  vida, resiliencia y adaptación? La voluntad, nacional, multinacional y global hacia el pacto mutuamente coercitivo acordado, entre gobiernos-empresas, instituciones, comunidades y su  determinación de cumplirlo pudieran promover la emergencia de grupos y núcleos sociales voluntarios racional y estratégicamente presentes en regiones y geografías de toda la Tierra para colaborar en la observación, monitoreo denuncia y acción ante las prácticas industriales, institucionales gubernamentales y comunitarias contrapuestas a la conservación y limpieza del ambiente, así también como a la captura, levantamiento, procesamiento y transferencia de datos climáticos locales regionales y nacionales, hacia centros dotados de la autonomía, jurisdiccional, política y económica suficiente como para procesar estas informaciones e integrarlas en redes. Los humanos podemos llevar, auxiliados con los nuevos instrumentos portátiles de comunicación texto-vídeo-sonora instantánea, actualmente de uso generalizado y casi universal, a un nuevo nivel los nodos  integradores de un flujo sistémico de sostenibilidad que facilite nuestra adaptabilidad, nuestra convivencia amistosa con los sistemas naturales y sus cambios tanto de sostenibilidad como  climáticos, integrables a las políticas y ejecutabilidades concretas de los organismos e instituciones planificadores de la economía y  de gestión ambiental. Hará falta la introducción de un currículo obligatorio y pactado mundialmente de educación ambiental que  desde los primeros niveles de educación formal sensibilicen a  los educandos en el amor por la naturaleza, en el conocimiento de la fragilidad del medio ambiente y en desarrollo de nuestras capacidades de ayudar a este en nuestra coexistencia.   Aunque descabellado o políticamente inadmisible en el presente, se hará necesario establecer una Autoridad Mundial Ambiental, que alimentada por las redes de observadores independientes y munida de independencia y autonomía presupuestaria   esté  legítimamente investida  del poder para emitir las alertas ambientales tempranas, las recomendaciones e instrucciones correctivas y mitigadoras de los daños al deterioro ambiental a todo país y región del mundo terrestre y las aguas marinas y polos e intervenir de manera efectiva y desfronterizada, ´manu militare´, en extremos casos, para hacer cumplir las medidas coercitivas mutuamente acordadas, destinadas a reducir la vulnerabilidad, incrementar la resiliencia y mantener la sostenibilidad de la nave Tierra.   

Notas Finales para nuestra República Dominicana y la Isla de Santo Domingo.                                                                                                         

Como estado insular en desarrollo, y el agravante de compartir la isla con un país de escasas y limitadas capacidades de gestión institucional y ambiental, la República Dominicana se encuentra en el inescapable desafío de adaptarnos preventivamente y hacer reingeniería ambiental tanto para nosotros como colaborativamente con Haití, con nuestros desechos no biodegradables, nuestros desechos orgánicos, con la repoblación vegetal y protección de nuestras cuencas acuíferas, con el saneamiento de los ríos, con la regulación estricta y supervisada de los desechos, los derivados y desperdicios de la actividad industrial, la sustitución de químicos pesticidas y fertilizantes químico-agresivos por bio pesticidas y fertilizantes ambientalmente amistosos, de los drenajes y horadaciones  indiscriminadas y contaminación de  acuíferos subterráneos, detener  la eliminación de manglares y arrecifes de coral, -insustituibles áreas de transición de gran riqueza biomarina- realizados para ampliar las áreas de esparcimiento turístico, y repoblarlos, incrementar la velocidad de incorporación y entrada de generación de  energía limpia en sus varias modalidades, la mitigación de emisión de gases de la industria y de vehículos, de combustibles fósiles y sustitución programada y parcialmente subsidiada con vehículos híbridos o enteramente impulsados por energía limpia, la vigilancia y conservación de los mares que rodean la isla y en general de la cuenca de El Caribe, la conservación de bosques y especies vegetales y animales. Para ello, al igual que la aspirada agenda mundial propuesta anteriormente, instaurar como parte de ella en nuestro sistema educativo formal, la educación ambiental y las prácticas adaptativas de saneamiento, responsabilidad y solidaridad ambiental. La lista es larga, pero es corto el tiempo de resiliar, de sanar, de conservar, de adaptarnos. Acción ambiental y adaptación son necesarias para legar un país posible a nuestros hijos.

 “El petróleo le cuesta a la naturaleza

  un millón de dólares por galón” (al precio 1957)

  Buckminster Fuller

Debemos asumir como sociedad de individuos gobiernos y naciones lo que el ingeniero, científico, inventor y visionario Richard Buckminster Fuller, considerado uno de los primeros activistas medioambientales, llamó efemeralización, consistente en el principio de “hacer más con menos” reducir y eventualmente erradicar el consumo de los combustibles fósiles,  consciente de los limitados recursos del planeta y la fragilidad de sus ecosistemas. Esto incluye la creación de productos útiles y valiosos con material de desecho, y empleando fuentes de energía, limpia, incrementando la eficiencia del proceso productivo y calidad de vida del quehacer humano, mano a mano con el medio natural y nuestro planeta.

Los humanos también podemos, no solo ser resilientes, sino también  provocar nuestra propia morfogénesis adaptativa y modificar las condiciones iniciales del flujo dinámico social alejándonos de los atractores de bienestar irresponsable, consumo y depredación indiscriminadas, hacia nuevos atractores de bienestar compartido con nuestro entorno local y global.

¡Oh, Tierra! Nuestro único lugar:

Te cantamos, usamos, de ti vivimos

Por ti lloramos, nos maravillamos

con tus impresionantes hermosuras

y  tu extraordinaria vida feraz

Hemos crecido bajo tu sombra

Nos hemos erigido en príncipes

de todo lo viviente y olvidando que

de ti emergimos, una vez crecidos

¡Mordemos ferozmente tu mano

Que nos ha alimentado y acogido!

VULNERABILIDAD, RESILIENCIA Y EDUCACIÓN

06 jueves Jul 2017

Posted by Complejidad RD in Sin categoría

≈ Deja un comentario

Por: Olga Basora

INTRODUCCIÓN

Este documento trata de evidenciar la importancia de las expresiones locales en el desarrollo de la resiliencia de un sistema.

Inicia con una breve descripción de las acciones desarrolladas a nivel mundial en relación al cambio climático y la sostenibilidad.  Continúa con una exposición sobre cambio climático y vulnerabilidad, enfatizando en los índices correspondientes a la República Dominicana y la ciudad de San Pedro de Macorís. Luego se examinan algunas de las acciones en favor de la resiliencia y la sostenibilidad desde diferentes ámbitos y se muestra un proyecto de los que se realizan en la zona este del país.  Se finaliza reflexionando sobre el papel de la educación y las universidades en los momentos actuales en que hace necesario construir resiliencia.

1 REFLEXIONES INICIALES

El mundo se ha ido transformando de manera acelerada en los últimos años.  La humanidad ha observado, algunas veces con preocupación y muchas otras con consternación las consecuencias del crecimiento económico ilimitado, que como señala Enrique Leff (2004)[1] ha desterrado a la naturaleza y a la cultura de la producción.

Amparado en la globalización y el capitalismo llamado “salvaje”, se han corrompido los procesos políticos, se han violentado los derechos humanos, se ha destruido la estructura productiva, se han disminuido considerablemente las fuentes de empleo y se ha degradado el medio ambiente.  Las secuelas no se hacen esperar, se presentan en forma de sequía o de grandes lluvias, de frío o de calor extremo, de reducción del hábitat para vegetales, animales y humanos.  En este macro proceso, al que se le ha llamado cambio climático, se engloban los cambios producidos en las características climáticas como la temperatura, precipitación, cambios en los patrones de vientos y frecuencia, así como la intensidad de eventos extremos y el temido calentamiento global.

Cuando se comenzó a percibir que el uso indiscriminado y continuo de los recursos naturales podía tener consecuencias funestas para la raza, se inició una serie de investigaciones para tratar de determinar posibles causas y sus consecuentes soluciones.

En 1987, la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo sacudió al mundo “civilizado” con el término «desarrollo sostenible», usado en el informe “Nuestro Futuro Común”.  Este informe, también conocido como “Informe  Brundlant”, en honor a su directora Gro Harlem Brundtland, ex primera ministra de Noruega, examinó las situaciones relacionadas al medio ambiente y el desarrollo y formuló propuestas para su abordaje, desde  nuevas formas de cooperación internacional hasta el aumento de los niveles de comprensión y compromiso tanto individual como colectivo.

En 1992, basado en el informe Brundlant, se llevó a cabo en Río de Janeiro la Cumbre de la Tierra. En ella, se negoció un plan de acción global para el desarrollo sostenible con el nombre de Agenda 21.  Este plan, emergido del consenso de 178 países participantes, ha servido como base en las acciones de la mayoría de los gobiernos y organizaciones, ha reflejado el compromiso y la cooperación asumida en relación al medio ambiente y el desarrollo sostenible.

Otro paso importante en la conceptualización y aplicación del desarrollo sostenible se llevó a cabo en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo en 2002.  En ella se oficializó la integración de los aspectos sociales, medio ambientales y económicos como los tres pilares de la sostenibilidad (Carol Franco, 2017)[2].  Para lograr la sostenibilidad ambiental es indispensable la buena salud del ecosistema, pero el cambio climático está contribuyendo al desarrollo de cambios irreversibles como la perdida de hábitats y especies, lo que evidencia la integración holística de los enfoques en necesidad de sostenibilidad y cambio climático.

Es con esta comprensión que, a finales del 2015, se lleva a cabo en Paris la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, donde por primera vez la casi totalidad de los países del orbe, acuerdan tomar acciones en favor de la disminución del calentamiento global.  Sin embargo y a pesar de este acuerdo de trabajo conjunto, estudios ambientales, sociales y económicos revelan que muchos de los impactos más desfavorables del proceso que acompañan al cambio climático, se presentan en los países en vías de desarrollo donde las situaciones de vulnerabilidad son mayores.

2 CAMBIO CLIMÁTICO Y VULNERABILIDAD

En la medida en que se profundiza en el razonamiento, se imbrica más los conceptos de cambio climático y vulnerabilidad, como par dinámico que afecta el desarrollo sostenible.

Pero, en esa misma medida, se hace imperativo el desarrollo de actividades que interrelacionen la sostenibilidad de los ecosistemas con el bienestar de las personas que influyen en ellos.

Acorde al IPCC (2007)[3], el cambio climático se refiere a cualquier cambio en las características del clima en el tiempo debido a la variabilidad natural o como resultado de la actividad humana.  Evidencia de su presencia, se puede observar en el aumento del nivel del mar, el aumento de las precipitaciones e inundaciones, así como grandes sequías, la disminución de las áreas de cobertura de nieve y extensión del hielo marino, el deshielo del permafrost, eventos climáticos cada vez más extremos más intensos y más frecuentes.  Entre las consecuencias más visibles, se encuentra el riesgo para el sostenimiento de la biodiversidad, los problemas de salud y las pérdidas económicas, entre otras.

Al estudiar el cambio climático en un sistema, se observan diferentes niveles de incapacidad para afrontar sus efectos adversos. Ésta, junto a la variabilidad del clima y los fenómenos extremos se conceptualiza como vulnerabilidad al cambio climático. (IPCC, 2007)[4]. Así, la vulnerabilidad de una región, lugar o país dependerá del carácter, magnitud y rapidez del cambio climático a que esté expuesto el sistema, de su sensibilidad a las perturbaciones y de su capacidad de adaptación.

El índice de vulnerabilidad es una herramienta que se utiliza para identificar y categorizar el nivel de vulnerabilidad de un espacio físico compuesto por tres índices de riesgo diferenciado: el riesgo a la exposición a fenómenos (50%), a la sensibilidad (25%) y a la capacidad de adaptación (25%).  Para su evaluación comparable cuantificada, estos índices de riesgo se presentan en una escala de 0 a 10, donde los más bajos representan el mayor riesgo y los más altos menores riesgos.  La interpretación de los valores abarca cuatro categorías de riesgo: De 0 a 2.5 se considera riesgo extremo, encima de 2.5 a 5 riesgo alto, sobre 5 hasta 7.5 riesgo moderado y por encima de 7.5 hasta 10 riesgo bajo.

En el ranking de vulnerabilidad de los países en el mundo del año 2014 (CAF, 2014)[5], la República Dominicana presenta un índice de exposición de 2.28, un índice de Sensibilidad de 0.76 y un índice de capacidad adaptativa de 2.31.   La ponderación de éstos índices arroja como resultado un índice de vulnerabilidad al cambio climático de 1.01, lo que coloca al país caribeño en la categoría de riesgo extremo.  El mismo fenómeno se evidencia en la mayoría de las ciudades del país.  En San Pedro de Macorís, ciudad sede del proyecto, el índice de vulnerabilidad al cambio climático es de 0.62.

Si se quisiera mejorar los niveles de vulnerabilidad, es necesario mejorar los valores de los índices que lo componen. La vulnerabilidad depende de la exposición a perturbaciones o tensiones externas, la sensibilidad a la perturbación y la capacidad de adaptación (Lampis, 2013)[6].  Sin embargo, cambiar los niveles de exposición y de sensibilidad en la mayoría de las veces es casi imposible, el mejoramiento del índice de vulnerabilidad se pudiera lograr mejorando la capacidad de respuesta.

Esta capacidad de respuesta puede ser considerada en dos ámbitos de acción.  La primera, también llamada capacidad de afrontamiento del sistema, se manifiesta a corto plazo y se relaciona con la capacidad de sobrevivir.  La segunda o capacidad adaptativa, se manifiesta a largo plazo a través de ajustes sostenibles del sistema, moderando daños potenciales, aprovechando las oportunidades y haciendo frente a las consecuencias de las transformaciones que se producen como consecuencia de su vulnerabilidad.

3 MEZCLANDO RESILENCIA Y EDUCACIÓN

Un concepto íntimamente relacionado con la adaptación es el de resiliencia.  Dentro del gran número de conceptualizaciones que existen, en este trabajo se preferencia el enunciado por Holling y Gunderson (2002)[7]  como la capacidad de un sistema para absorber las perturbaciones o la magnitud de la perturbación que puede ser absorbida antes de que un sistema cambie su estructura, a través de las variables y los procesos que controlan el comportamiento.  Por tanto, la resiliencia, como capacidad de amortiguamiento o de absorción de perturbaciones, influye en el funcionamiento del sistema y a la vez es influida por la diversidad del ecosistema.  Common y Perrings (1992)[8] afirman, desde la Economía Ecológica, que la resiliencia es la clave de la sostenibilidad en el sentido más amplio.

Los estados y los organismos internacionales juegan un importante papel en el aumento de la resiliencia de las regiones y países, sin embargo, junto con esas soluciones globales, se hace necesaria la presencia de innovadoras soluciones locales.  Estas últimas son responsables de sensibilizar los grupos sociales y propiciar un cambio de comportamiento en los individuos.

En la República Dominicana, aunque todavía escasa, es ya visible la responsabilidad social empresarial o corporativa.  Se pueden citar honrosos ejemplos en algunas instituciones, como es el caso del intercambio de desechos plásticos por comida que ejecuta de manera sistemática Banreservas a orillas del río Ozama, o el eco-envase, innovación tecnológica de Polyplas Dominicana que reduce un 30% en el peso de la botella de plástico y la huella de carbono, además de mejorar su reciclabilidad.

Cabría preguntarse: ¿Como se está comportando el sector educativo? ¿Qué están haciendo las universidades dominicanas? Se expone una experiencia a continuación.

La Universidad Central del Este –UCE, es una universidad enclavada en la ciudad de San Pedro de Macorís en la República Dominicana que cuenta con una prestigiosa Escuela de Medicina.  Como universidad abierta a una comunidad deprimida económicamente, la misión de la Escuela de Medicina está altamente relacionada con responsabilidad social de la Universidad, por lo que muchas de sus clases están enfocadas a la práctica comunitaria y a la salud pública.

La práctica de la asignatura de Epidemiología, que se realiza de manera continua en los bateyes aledaños a la ciudad, ha incidido en la capacidad de respuesta de esas comunidades deprimidas.  El proceso de enseñanza-aprendizaje se desarrolla a través de la investigación cualitativa usando mayormente la estrategia de indagación llamada fotovoz.  Esta técnica, basada en la metodología de Paolo Freire que usa la fotografía o el dibujo para el fomento del diálogo, fue desarrollada a principio de los 90´s por Caroline Wang y tiene como objetivo principal utilizar la fotografía como medio central de expresión, a la vez que mostrar la realidad que se quiere intervenir.

Entre los resultados más relevantes del uso de ésta técnica en la UCE se encuentra la creación de oportunidades para propiciar la reflexión sobre las condiciones socio-ambientales que contribuyen a desarrollar o agravar los problemas locales.  También, el fomento a la creatividad en todos los participantes; así como la focalización en la causa – raíz de las situaciones observadas y los procesos a desarrollar para disminuir su impacto y aumentar los niveles de resiliencia.  Para ello, se toma en cuenta el trabajo con la diversidad, modularidad y realimentación del sistema intervenido.

Los proyectos estudiantiles son liderados por el Dr. Goldny Mills y pueden ser observados en las redes sociales.  Muestras de muchos de los trabajos se evidencian en el Facebook  (Mills, 2017)[9]

4 UN PROYECTO LOCAL EN FAVOR DE LA ADAPTACIÓN

Como la mayoría de las prácticas que se realizan en la clase, en favor del mejoramiento del nivel de resiliencia de las comunidades intervenidas son exitosos, tanto para los estudiantes como para los lugareños, algunas universidades extranjeras se han trasladado a la UCE para observar el desarrollo de los proyectos.   En algunas ocasiones, estas universidades visitantes solicitan participar y los estudiantes de esas universidades trabajan junto a los de la UCE.

Este es el caso del proyecto “Iniciativa de riesgos de salud ambiental en comunidades en los Estados Unidos que, en pleno siglo XXI están sujetas a los mismos peligros ambientales que comunidades de países en vías de desarrollo”.  Participaron junto a la UCE  la  Universidad del Sur de la Florida, Tampa  y la Universidad de Texas, Valle de Río Grande y lo interesante del mismo es que,  además del desarrollo de la técnica de fotovoces,  se realizó una observación comparativa entre los bateyes intervenidos en San Pedro de Macorís y las “colonias” asentadas a lo largo de la frontera Texas – México.

Aunque las colonias y los bateyes tienen diferencias y varían en población e infraestructura, ambas tienen carencias en lo que son las necesidades básicas, como electricidad, agua potable, calles asfaltadas, sistema de alcantarillado, plantas de tratamientos de aguas negras. Estas comunidades también tienen en común, el acceso limitado  a las escuelas y a los servicios sociales y de salud. Las condiciones de vida de estas comunidades son extremadamente difíciles debido al alto nivel de desempleo y la extrema pobreza. La pobre infraestructura y un medioambiente peligroso en muchas de estas comunidades las expone a daños, infecciones tales como el cólera y propagación de vectores que transmiten parásitos y virus y que pueden causar enfermedades infecciosas, tales como la malaria,el dengue, el zika y la chikunguya.

Entre los objetivos principales del proyecto se citan: Identificar algunos de los peligros ambientales a los que las personas que viven en colonias y bateyes están expuestos s través de videos y fotografías, proveer una plataforma para la discusión critica entre estudiantes de medicina y epidemiologia acerca de los hallazgos definidos en las fotografías y videos, empoderar a los miembros y líderes de las comunidades para identificar soluciones sustentables y diseñar programas para mejorar la salud y la calidad de vida de estas comunidades y el no menos importante de sensibilizar a nivel internacional a los hacedores de políticas públicas para estimular el cambio.

Los peligros ambientales detectados fueron varios.  En relación a las condiciones sanitarias se encontró falta de sistemas de drenaje y de tratamiento de aguas negras que puede conducir a inundaciones con aguas contaminadas incrementando el riesgo de ahogamiento.  Además, daños y exposición a agentes infecciosos, así como acumulación de basura que puede producir e incrementar la emisión de gases tóxicos, olores dañinos y puede atraer animales que produzcan daños o expandan enfermedades.

En lo referente a seguridad e infraestructura pudo constatarse falta de habilidad para construir  casas  debido al uso de materiales de construcción inadecuados incrementando así daños potenciales y posibilidad de envenenamiento. Además, daños físicos tales como exposición a residuos de madera y metales que pueden provocar caídas, heridas, infecciones y derrumbes accidentales. Y también piscinas descubiertas incrementando el riesgo de ahogamiento.

En relación al suministro de agua, los hallazgos fueron: aguas estancadas de múltiples fuentes, algunas de ellas neumáticos viejos, latas de basura descubiertas que pueden ser criaderos de mosquitos y larvas. Los bateyes y las colonias tienen el vector que trasmite el virus de la malaria, dengue, zika y chickunguya. También, se detectó que la escasez de agua corriente fuerza a las personas a almacenar aguas en envases inapropiados lo que incremente el riesgo y la incidencia de enfermedades producidas por aguas contaminadas.  Por último se evidenció carencia de fuentes de aguas para cocinar, bañarse y beber.

Las fotografías fueron reveladas y clasificadas en: Seguridad y daños estructurales incrementando el riesgo de caídas, heridas, quemaduras, envenenamiento y ahogamiento.  fuentes de agua para tomar, bañarse y cocinar. Aguas estancadas que pueden ser criaderos de mosquitos. Y por último higiene y sanidad- disposición de la basura y de aguas cloacales.

Se desarrolló un proceso de retroalimentación entre los participantes y a las comunidades donde se compartió sobre  las similitudes en la exposición a daños y las posibles soluciones.  Se realizó además un reporte escrito describiendo los hallazgos, posibles soluciones y recomendaciones para prevenir o eliminar los peligros ambientales.

El proyecto fotovoces proveyó una comparación sobre peligros ambientales en  países desarrollados y países en vía de desarrollo. Las fotos y los videos revelaron que los residentes en los bateyes y las colonias están expuestos a casi idénticos peligros ambientales que pueden impactar profundamente la salud y el bienestar de los miembros de las comunidades. Muchos de estos peligros incluyen residuos sólidos, aguas estancadas y estructuras físicas inestables.

El proyecto fotovoces revelo muchas similitudes y oportunidades de involucrar estudiantes de medicina y epidemiologia de las tres universidades para desarrollar estudios sobre daños ambientales en viviendas y vecindarios y diseñar programas de educación. Para aprender y proveer educación a los miembros de las comunidades acerca de los efectos sobre la salud asociados a la exposición a peligros identificados y potenciales y trabajaran en equipo desarrollando soluciones sostenibles para estos problemas.

Como valor agregado se puede considerar el incremento de conocimiento, la toma de conciencia y la colaboración en la reducción de la exposición a peligros ambientales para mejorar la salud humana.  El poster realizado sobre dicho proyecto puede ser consultado en internet[10] en la dirección: https://www.eposters.net/poster/usf-utrgv-uce-photovoice-project-health-initiative-in-underserved-communities-in-the-united-states.

 

REFLEXIONES FINALES

En los sistemas con un nivel de exposición alta, como es el caso de las islas caribeñas, es necesaria la construcción de resiliencia si es que se quiere disminuir la vulnerabilidad.   La participación del estado y de los organismos internacionales es fundamental, sin embargo, en los países con un alto nivel de vulnerabilidad como la República Dominicana, se hace indispensable el mejoramiento de las normas, costumbres y hábitos de la población.  Se necesitan mejores prácticas. Se necesita una nueva cultura de convivencia.

El sistema educativo y muy especialmente las universidades pueden jugar un papel importante en la promoción y sostenimiento de esta nueva cultura. Entre otras cosas, pueden contribuir a través de la concienciación sobre los riesgos del consumo excesivo y la dilapidación de recursos, a través de la práctica de la cultura de la paz y del fomento del respeto a los sistemas sociales, tecnológicos y ecológicos.

El calentamiento global está proporcionando a la humanidad la posibilidad de mejorar, de unirse para desarrollar sistemas que propicien el cuidado y el amor hacia el medio ambiente, pero también hacia los demás, hacia las comunidades. Ese es quizás su único beneficio.  En estos momentos, la situación medioambiental está lanzando una alerta, nos está poniendo en una bifurcación, quizás como nunca antes en la historia humana y parece ser que la clave está en la resiliencia y en la sostenibilidad.  Es tiempo de cambiar.

 

BIBLIOGRAFÍA

[1] Leff, Enrique (2004).  Saber ambiental, sustentabilidad, racionalidad, complejidad y poder (4ª Ed.), México. Siglo XXI, PNUMA y UNAM.

[2] Franco, Carol (2017).  Cátedra: Maestría en Pensamiento y Ciencias de la Complejidad en IGLOBAL.  Santo Domingo.

[3] IPCC (2007). Contribution of Working Group II to the Fourth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change, 2007. Parry, M., Canziani, O., Palutikof, J., van der Linden, P. y Hanson, C. (eds). Cambridge University Press, Cambridge, Reino Unido. Recuperado de: http://www.ipcc.ch

[4] IPCC (2013). Climate Change 2013: the Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Fifth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. Stocker, T.F., Qin, D., Plattner, G.-K., Tignor, M., Allen, S., Boschung, J., Nauels, A., Xia, Y., Bex, V. y Midgley, P. (eds.), Cambridge University Press, Cambridge, Reino Unido y Nueva York, NY, EE.UU. Recuperado de: http://www.ipcc.ch

[5] CAF (2014). Índice de vulnerabilidad y adaptación al cambio climático en la región de América Latina y el Caribe. Caracas: CAF. Recuperado de:

http://scioteca.caf.com/handle/123456789/517

[6] Lampis, Andrea (2013). La adaptacion al cambio climatico: el reto de las dobles agendas. Cambio Climatico, Movimientos Sociales y Politicas Publicas: una Vinculacion Necesaria. Santiago de Chile. Ed.J. Postigo, CLACSO.

[7] Holling, C.S. y Gunderson, Lance, 2002: “Resilience and Adaptative Cycles” en Gunderson, Lance y C.S. Holling (Eds.): Panarchy: understanding transformations in human and natural systems (25-62), EE. UU. Island Press.

[8] Common, M., Perrings, C., 1992. Towards and ecological economics of sustainability. Ecological Economics en ScienceDirect. Volumen 6, No. 1 (7-34). Recuperado de: http://www.sciencedirect.com

[9] Mills, Goldny (2017).  Página de Facebook.  Recuperado de: https://www.facebook.com/search/posts/?q=goldny%20mills

[10] Santos, A., Zeager, M., Nelson, R., Mills, G. (2017). Poster. Recuperado de: https://www.eposters.net/poster/usf-utrgv-uce-photovoice-project-health-initiative-in-underserved-communities-in-the-united-states

La Resiliencia en Adolecentes

06 jueves Jul 2017

Posted by Complejidad RD in Sin categoría

≈ Deja un comentario

Por: Kaulynam Peralta

La resiliencia se expresa en la sorprendente capacidad de muchos seres humanos que a pesar de crecer y vivir en medios adversos, de alto riesgo, alcanzan competencia y salud, se desarrollan psicológicamente sanos y siguen proyectándose al futuro.

Es la habilidad de recomposición y mantenimiento de los mecanismos de adaptación frente a la adversidad, recurriendo a todas las posibilidades para lograr un equilibrio entre factores protectores y de riesgo, al mismo tiempo pone en evidencia fortalezas y aspectos positivos que posibilitan un desarrollo más saludable.

La resiliencia es un proceso de desarrollo saludable y dinámico de los seres humanos, en el cual la personalidad y la influencia del ambiente interactúan recíprocamente.

El vocablo resilencia viene del latín Resilo que significa saltar, rebotar, resistir ante cualquier agresor; para los físicos resiliencia es la cualidad que tienen los materiales para no deformarse ante presiones y fuerzas externas; en las ciencias de la salud es la habilidad de resistir, demostrar fuerza, endurecerse y no alterarse ante situaciones adversas y de crisis.

El concepto de resiliencia se inició en el campo de la psicopatología, constatándose con asombro que algunos niños criados en familias con padres alcohólicos, no presentaban carencias en el plano biológico, ni psicosocial, sino al contrario, alcanzaban una adecuada calidad de vida.( Werner, 1989).

Desde la década de los ochenta se ha incrementado el interés por conocer las características de aquellas personas que desarrollan competencia, a pesar de estar inmersas en circunstancias con riesgo de presentar psicopatologías (Osborn, 1990); el porqué individuos inmersos en ambientes saturados de riesgos bajo las mismas circunstancias, sólo algunos de ellos salen victoriosos, mientras otros sucumben; a esas personas que reaccionan de manera positiva con fuerza y resistencia se los llama resilientes.

Para Michael Rutter la resiliencia es el conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan tener una “vida sana” viviendo en un medio “insano”.

Las teorías del desarrollo humano han dejado claramente establecidas las necesidades que tienen los seres humanos de crecer y desarrollarse, lo cual es parte de su naturaleza, sin embargo en este proceso emergen riesgos que deben ser enfrentados poniendo en juego toda su capacidad de resistencia ante la adversidad para salir de ellas.

Todos nacemos con una resiliencia innata, con la habilidad para desarrollar rasgos y cualidades que nos permiten ser resilientes, sin embargo existe gran variabilidad de la respuesta de las personas ante la adversidad, pues mientras unas habiendo vivido las más terribles experiencias escapan a sus secuelas, otras en las mismas condiciones sucumben a ellas, dejando entrever la existencia de algo que influye en la respuesta diferente y que ciertas características en el ser humano le dan una potencia diferencial frente a la adversidad.

Resiliencia en la adolescencia

El nacimiento es la primera individuación del ser humano del vientre materno al medio externo, el recién nacido es acogido por el medio familiar y queda bajo su cuidado.

La adolescencia es un segundo nacimiento, en el cual el individuo nace a la sociedad más amplia, por tanto inicia un desprendimiento del sistema familiar; una diferenciación psicosocial del medio familiar que lo lleva a una resignificación de esas relaciones.

La emergencia de la adolescencia trae un nuevo panorama en el cual debe reelaborar el concepto de resiliencia.

A medida que se avanza en edad, durante las etapas de crecimiento, el medio familiar, escolar, comunitario, los comportamientos emergentes, las nuevas interacciones sociales, los espacios de exploración e inserción, ofrecen nuevas posibilidades tanto de enriquecimiento como de riesgos.; el diario vivir es resignificación de sí mismo y de su entorno, esta nueva dirección del desarrollo favorece la generación de adversidades.

En la adolescencia el proceso de crecimiento y desarrollo es acelerado, los diferentes eventos de diferenciación se realizan tan rápidamente que generan una crisis, la cual además de ser constructiva y estructurante cumple la importante tarea de lograr la identidad, la adaptación e incorporación a la sociedad, en este proceso adopta ciertas actitudes que la exponen a múltiples riesgos, por tanto el enfrentamiento a situaciones de adversidad es diferente.

Los adolescentes han acumulado necesidades y destrezas y entran velozmente a probarlas con nuevos impulsos, capacidades físicas e instrumentos cognitivos; las respuestas se basan más en la propia comprensión de lo que es una situación de peligro potencial, en la autoeficacia para responder a los riesgos y en la toma de decisiones ante los problemas.


Riesgo

Se sabe que no todos los adolescentes y jóvenes corren los mismos riesgos, unos están más expuestos que otros a las limitaciones y adversidades que pueden impedirles llegar a ser adultos responsables y productivos.

La magnitud del riesgo en adolescentes y jóvenes depende de la intensidad del compromiso de la conducta, del número de otras conductas de riesgo asociadas, de la manera en que se constituyen en estilos de vida, de la edad de inicio de la conducta y del grado de combinación con conductas protectoras.

Desde la perspectiva familiar e incluso de grupos adultos de la sociedad, la adolescencia rompe esquemas o interpreta realidades de modo diferente, por lo que este segundo nacimiento no despierta simpatía.

El “adultocentrismo¨, acompañado por un reconocimiento peyorativo del periodo adolescente es una adversidad insidiosa, que facilita la construcción de la identidad negativa, la desesperanza y una autoafirmación en el riesgo y la transgresión, que generalmente, se lo asocia y estigmatiza con lo negativo: violencia, drogas, embarazos, bandas juveniles, segmento poblacional problemático, deficitario y vulnerable.

La estigmatización del periodo adolescente no favorece la resiliencia, haciendo que las capacidades resilientes se bloqueen, se obstaculicen y se impida su expresión.

La evaluación sesgada de los jóvenes sin compararlos con parámetros adultos, como reporta un artículo del Intimes sobre muertes por consumo de drogas e ITS, los adultos tenían índices peores que los jóvenes (Males 1995), incluso problemas compartidos por toda la población se señalan como típicos de la adolescencia a la que se la trata como una especie de chivo expiatorio de las debilidades sociales; la internalización juvenil de estas asunciones devaluantes puede ser un “boomerang”.

La invisibilidad, la exclusión y la estigmatización no favorecen el desarrollo de la resiliencia contribuyen, mas bien, a que la identidad se construya de modo confuso, incompleto, parcial, con sentimientos de desvalorización personal, haciendo su vulnerabilidad mayor y la propensión a adoptar conductas riesgosas para satisfacer la deprivación a cualquier costo.

La necesidad juvenil de ser reconocido como alguien, lleva a preferir ser alguien temido o detestado que ser nadie, generándose riesgos severos.

La influencia negativa de pares, factores de la personalidad, conducta antisocial y baja autoestima bloquean la resiliencia. Muchos valores que hoy se enredan y cultivan en forma cada vez más intensa y hasta obsesiva en muchos de nuestros adolescentes, crean una particular «cultura del riesgo», tal como la denomina Donas Burak (2001). El cultivo del cuerpo de «película», tanto en mujeres como en varones, con dietas repetidas y ejercicios violentos inadecuados para sus edades y que conducen a trastornos serios como la anorexia y bulimia; lesiones traumáticas de origen deportivo; «piques» automovilísticos con sus consecuentes accidentes y muertes; relaciones sexuales desprotegidas que llevan al embarazo temprano, enfermedades de transmisión sexual e infección de HIV; consumo de alcohol, cigarrillos y drogas pesadas, con sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo. De por sí, se podría decir que existen numerosos factores en el universo adolescente que estarían disparando ciertas conductas de riesgo e influenciando, en parte, en algunas de las patologías más frecuentes de esta edad. Estos factores tendrían un origen tanto interno como externo, y estarían implicados en ellos aspectos personales, familiares y sociales. Kazdin (2003) plantea que durante la adolescencia hay un incremento en el número de actividades consideradas como comportamientos problemáticos o de riesgo; como por ejemplo el uso ilícito de sustancias, ausentismo escolar, suspensiones, robos, vandalismo y sexo precoz y sin protección. Los factores comunes que determinan las conductas riesgosas de la juventud en alto riesgo, también han sido revisados por Florenzano Urzúa (1998), quien señala como más importantes la edad, expectativas educacionales y notas escolares, comportamiento general, influencia de los pares, influencia de los padres, calidad de la vida comunitaria, la calidad del sistema escolar y ciertas variables psicológicas (el diagnóstico de depresión, junto con el de estrés excesivo, es el que aparece más frecuentemente asociado con las diversas conductas de riesgo adolescente. También la autoestima baja es mencionada como predictor de las conductas problema). Donas Burak (2001) hace una distinción entre factores de riesgo de «amplio espectro» y factores o conductas de riesgo que son «específicos para un daño». Entre los primeros encontramos: familia con pobres vínculos entre sus miembros; violencia intrafamiliar; baja autoestima; pertenecer a un grupo con conductas de riesgo; deserción escolar; proyecto de vida débil; locus de control externo; bajo nivel de resiliencia. Los factores o conductas de riesgo específico serían: portar un arma blanca; en la moto, no usar casco protector; tener hermana o amigas adolescentes embarazadas; consumir alcohol (emborracharse); ingesta excesiva de calorías; depresión Muchos valores que hoy se enredan y cultivan en forma cada vez más intensa y hasta obsesiva en muchos de nuestros adolescentes, crean una particular «cultura del riesgo», tal como la denomina Donas Burak (2001). El cultivo del cuerpo de «película», tanto en mujeres como en varones, con dietas repetidas y ejercicios violentos inadecuados para sus edades y que conducen a trastornos serios como la anorexia y bulimia; lesiones traumáticas de origen deportivo; «piques» automovilísticos con sus consecuentes accidentes y muertes; relaciones sexuales desprotegidas que llevan al embarazo temprano, enfermedades de transmisión sexual e infección de HIV; consumo de alcohol, cigarrillos y drogas pesadas, con sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo. De por sí, se podría decir que existen numerosos factores en el universo adolescente que estarían disparando ciertas conductas de riesgo e influenciando, en parte, en algunas de las patologías más frecuentes de esta edad. Estos factores tendrían un origen tanto interno como externo, y estarían implicados en ellos aspectos personales, familiares y sociales. Kazdin (2003) plantea que durante la adolescencia hay un incremento en el número de actividades consideradas como comportamientos problemáticos o de riesgo; como por ejemplo el uso ilícito de sustancias, ausentismo escolar, suspensiones, robos, vandalismo y sexo precoz y sin protección. Los factores comunes que determinan las conductas riesgosas de la juventud en alto riesgo, también han sido revisados por Florenzano Urzúa (1998), quien señala como más importantes la edad, expectativas educacionales y notas escolares, comportamiento general, influencia de los pares, influencia de los padres, calidad de la vida comunitaria, la calidad del sistema escolar y ciertas variables psicológicas (el diagnóstico de depresión, junto con el de estrés excesivo, es el que aparece más frecuentemente asociado con las diversas conductas de riesgo adolescente. También la autoestima baja es mencionada como predictor de las conductas problema). Donas Burak (2001) hace una distinción entre factores de riesgo de «amplio espectro» y factores o conductas de riesgo que son «específicos para un daño». Entre los primeros encontramos: familia con pobres vínculos entre sus miembros; violencia intrafamiliar; baja autoestima; pertenecer a un grupo con conductas de riesgo; deserción escolar; proyecto de vida débil; locus de control externo; bajo nivel de resiliencia. Los factores o conductas de riesgo específico serían: portar un arma blanca; en la moto, no usar casco protector; tener hermana o amigas adolescentes embarazadas; consumir alcohol (emborracharse); ingesta excesiva de calorías; depresión Muchos valores que hoy se enredan y cultivan en forma cada vez más intensa y hasta obsesiva en muchos de nuestros adolescentes, crean una particular «cultura del riesgo», tal como la denomina Donas Burak (2001). El cultivo del cuerpo de «película», tanto en mujeres como en varones, con dietas repetidas y ejercicios violentos inadecuados para sus edades y que conducen a trastornos serios como la anorexia y bulimia; lesiones traumáticas de origen deportivo; «piques» automovilísticos con sus consecuentes accidentes y muertes; relaciones sexuales desprotegidas que llevan al embarazo temprano, enfermedades de transmisión sexual e infección de HIV; consumo de alcohol, cigarrillos y drogas pesadas, con sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo. De por sí, se podría decir que existen numerosos factores en el universo adolescente que estarían disparando ciertas conductas de riesgo e influenciando, en parte, en algunas de las patologías más frecuentes de esta edad. Estos factores tendrían un origen tanto interno como externo, y estarían implicados en ellos aspectos personales, familiares y sociales. Kazdin (2003) plantea que durante la adolescencia hay un incremento en el número de actividades consideradas como comportamientos problemáticos o de riesgo; como por ejemplo el uso ilícito de sustancias, ausentismo escolar, suspensiones, robos, vandalismo y sexo precoz y sin protección. Los factores comunes que determinan las conductas riesgosas de la juventud en alto riesgo, también han sido revisados por Florenzano Urzúa (1998), quien señala como más importantes la edad, expectativas educacionales y notas escolares, comportamiento general, influencia de los pares, influencia de los padres, calidad de la vida comunitaria, la calidad del sistema escolar y ciertas variables psicológicas (el diagnóstico de depresión, junto con el de estrés excesivo, es el que aparece más frecuentemente asociado con las diversas conductas de riesgo adolescente. También la autoestima baja es mencionada como predictor de las conductas problema). Donas Burak (2001) hace una distinción entre factores de riesgo de «amplio espectro» y factores o conductas de riesgo que son «específicos para un daño». Entre los primeros encontramos: familia con pobres vínculos entre sus miembros; violencia intrafamiliar; baja autoestima; pertenecer a un grupo con conductas de riesgo; deserción escolar; proyecto de vida débil; locus de control externo; bajo nivel de resiliencia. Los factores o conductas de riesgo específico serían: portar un arma blanca; en la moto, no usar casco protector; tener hermana o amigas adolescentes embarazadas; consumir alcohol (emborracharse); ingesta excesiva de calorías; depresión Muchos valores que hoy se enredan y cultivan en forma cada vez más intensa y hasta obsesiva en muchos de nuestros adolescentes, crean una particular «cultura del riesgo», tal como la denomina Donas Burak (2001). El cultivo del cuerpo de «película», tanto en mujeres como en varones, con dietas repetidas y ejercicios violentos inadecuados para sus edades y que conducen a trastornos serios como la anorexia y bulimia; lesiones traumáticas de origen deportivo; «piques» automovilísticos con sus consecuentes accidentes y muertes; relaciones sexuales desprotegidas que llevan al embarazo temprano, enfermedades de transmisión sexual e infección de HIV; consumo de alcohol, cigarrillos y drogas pesadas, con sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo. De por sí, se podría decir que existen numerosos factores en el universo adolescente que estarían disparando ciertas conductas de riesgo e influenciando, en parte, en algunas de las patologías más frecuentes de esta edad. Estos factores tendrían un origen tanto interno como externo, y estarían implicados en ellos aspectos personales, familiares y sociales. Kazdin (2003) plantea que durante la adolescencia hay un incremento en el número de actividades consideradas como comportamientos problemáticos o de riesgo; como por ejemplo el uso ilícito de sustancias, ausentismo escolar, suspensiones, robos, vandalismo y sexo precoz y sin protección. Los factores comunes que determinan las conductas riesgosas de la juventud en alto riesgo, también han sido revisados por Florenzano Urzúa (1998), quien señala como más importantes la edad, expectativas educacionales y notas escolares, comportamiento general, influencia de los pares, influencia de los padres, calidad de la vida comunitaria, la calidad del sistema escolar y ciertas variables psicológicas (el diagnóstico de depresión, junto con el de estrés excesivo, es el que aparece más frecuentemente asociado con las diversas conductas de riesgo adolescente. También la autoestima baja es mencionada como predictor de las conductas problema). Donas Burak (2001) hace una distinción entre factores de riesgo de «amplio espectro» y factores o conductas de riesgo que son «específicos para un daño». Entre los primeros encontramos: familia con pobres vínculos entre sus miembros; violencia intrafamiliar; baja autoestima; pertenecer a un grupo con conductas de riesgo; deserción escolar; proyecto de vida débil; locus de control externo; bajo nivel de resiliencia. Los factores o conductas de riesgo específico serían: portar un arma blanca; en la moto, no usar casco protector; tener hermana o amigas adolescentes embarazadas; consumir alcohol (emborracharse); ingesta excesiva de calorías; depresión Muchos valores que hoy se enredan y cultivan en forma cada vez más intensa y hasta obsesiva en muchos de nuestros adolescentes, crean una particular «cultura del riesgo», tal como la denomina Donas Burak (2001). El cultivo del cuerpo de «película», tanto en mujeres como en varones, con dietas repetidas y ejercicios violentos inadecuados para sus edades y que conducen a trastornos serios como la anorexia y bulimia; lesiones traumáticas de origen deportivo; «piques» automovilísticos con sus consecuentes accidentes y muertes; relaciones sexuales desprotegidas que llevan al embarazo temprano, enfermedades de transmisión sexual e infección de HIV; consumo de alcohol, cigarrillos y drogas pesadas, con sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo. De por sí, se podría decir que existen numerosos factores en el universo adolescente que estarían disparando ciertas conductas de riesgo e influenciando, en parte, en algunas de las patologías más frecuentes de esta edad. Estos factores tendrían un origen tanto interno como externo, y estarían implicados en ellos aspectos personales, familiares y sociales. Kazdin (2003) plantea que durante la adolescencia hay un incremento en el número de actividades consideradas como comportamientos problemáticos o de riesgo; como por ejemplo el uso ilícito de sustancias, ausentismo escolar, suspensiones, robos, vandalismo y sexo precoz y sin protección. Los factores comunes que determinan las conductas riesgosas de la juventud en alto riesgo, también han sido revisados por Florenzano Urzúa (1998), quien señala como más importantes la edad, expectativas educacionales y notas escolares, comportamiento general, influencia de los pares, influencia de los padres, calidad de la vida comunitaria, la calidad del sistema escolar y ciertas variables psicológicas (el diagnóstico de depresión, junto con el de estrés excesivo, es el que aparece más frecuentemente asociado con las diversas conductas de riesgo adolescente. También la autoestima baja es mencionada como predictor de las conductas problema). Donas Burak (2001) hace una distinción entre factores de riesgo de «amplio espectro» y factores o conductas de riesgo que son «específicos para un daño». Entre los primeros encontramos: familia con pobres vínculos entre sus miembros; violencia intrafamiliar; baja autoestima; pertenecer a un grupo con conductas de riesgo; deserción escolar; proyecto de vida débil; locus de control externo; bajo nivel de resiliencia. Los factores o conductas de riesgo específico serían: portar un arma blanca; en la moto, no usar casco protector; tener hermana o amigas adolescentes embarazadas; consumir alcohol (emborracharse); ingesta excesiva de calorías; depresión Muchos valores que hoy se enredan y cultivan en forma cada vez más intensa y hasta obsesiva en muchos de nuestros adolescentes, crean una particular «cultura del riesgo», tal como la denomina Donas Burak (2001). El cultivo del cuerpo de «película», tanto en mujeres como en varones, con dietas repetidas y ejercicios violentos inadecuados para sus edades y que conducen a trastornos serios como la anorexia y bulimia; lesiones traumáticas de origen deportivo; «piques» automovilísticos con sus consecuentes accidentes y muertes; relaciones sexuales desprotegidas que llevan al embarazo temprano, enfermedades de transmisión sexual e infección de HIV; consumo de alcohol, cigarrillos y drogas pesadas, con sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo. De por sí, se podría decir que existen numerosos factores en el universo adolescente que estarían disparando ciertas conductas de riesgo e influenciando, en parte, en algunas de las patologías más frecuentes de esta edad. Estos factores tendrían un origen tanto interno como externo, y estarían implicados en ellos aspectos personales, familiares y sociales. Kazdin (2003) plantea que durante la adolescencia hay un incremento en el número de actividades consideradas como comportamientos problemáticos o de riesgo; como por ejemplo el uso ilícito de sustancias, ausentismo escolar, suspensiones, robos, vandalismo y sexo precoz y sin protección. Los factores comunes que determinan las conductas riesgosas de la juventud en alto riesgo, también han sido revisados por Florenzano Urzúa (1998), quien señala como más importantes la edad, expectativas educacionales y notas escolares, comportamiento general, influencia de los pares, influencia de los padres, calidad de la vida comunitaria, la calidad del sistema escolar y ciertas variables psicológicas (el diagnóstico de depresión, junto con el de estrés excesivo, es el que aparece más frecuentemente asociado con las diversas conductas de riesgo adolescente. También la autoestima baja es mencionada como predictor de las conductas problema). Donas Burak (2001) hace una distinción entre factores de riesgo de «amplio espectro» y factores o conductas de riesgo que son «específicos para un daño». Entre los primeros encontramos: familia con pobres vínculos entre sus miembros; violencia intrafamiliar; baja autoestima; pertenecer a un grupo con conductas de riesgo; deserción escolar; proyecto de vida débil; locus de control externo; bajo nivel de resiliencia. Los factores o conductas de riesgo específico serían: portar un arma blanca; en la moto, no usar casco protector; tener hermana o amigas adolescentes embarazadas; consumir alcohol (emborracharse); ingesta excesiva de calorías; depresión

Muchos valores que hoy se enredan y cultivan en forma cada vez más intensa y hasta obsesiva en muchos de nuestros adolescentes, crean una particular «cultura del riesgo», tal como la denomina Donas Burak (2001). El cultivo del cuerpo de «película», tanto en mujeres como en varones, con dietas repetidas y ejercicios violentos inadecuados para sus edades y que conducen a trastornos serios como la anorexia y bulimia; lesiones traumáticas de origen deportivo; «piques» automovilísticos con sus consecuentes accidentes y muertes; relaciones sexuales desprotegidas que llevan al embarazo temprano, enfermedades de transmisión sexual e infección de HIV; consumo de alcohol, cigarrillos y drogas pesadas, con sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo. De por sí, se podría decir que existen numerosos factores en el universo adolescente que estarían disparando ciertas conductas de riesgo e influenciando, en parte, en algunas de las patologías más frecuentes de esta edad. Estos factores tendrían un origen tanto interno como externo, y estarían implicados en ellos aspectos personales, familiares y sociales. Kazdin (2003) plantea que durante la adolescencia hay un incremento en el número de actividades consideradas como comportamientos problemáticos o de riesgo; como por ejemplo el uso ilícito de sustancias, ausentismo escolar, suspensiones, robos, vandalismo y sexo precoz y sin protección. Los factores comunes que determinan las conductas riesgosas de la juventud en alto riesgo, también han sido revisados por Florenzano Urzúa (1998), quien señala como más importantes la edad, expectativas educacionales y notas escolares, comportamiento general, influencia de los pares, influencia de los padres, calidad de la vida comunitaria, la calidad del sistema escolar y ciertas variables psicológicas (el diagnóstico de depresión, junto con el de estrés excesivo, es el que aparece más frecuentemente asociado con las diversas conductas de riesgo adolescente. También la autoestima baja es mencionada como predictor de las conductas problema). Donas Burak (2001) hace una distinción entre factores de riesgo de «amplio espectro» y factores o conductas de riesgo que son «específicos para un daño». Entre los primeros encontramos: familia con pobres vínculos entre sus miembros; violencia intrafamiliar; baja autoestima; pertenecer a un grupo con conductas de riesgo; deserción escolar; proyecto de vida débil; locus de control externo; bajo nivel de resiliencia. Los factores o conductas de riesgo específico serían: portar un arma blanca; en la moto, no usar casco protector; tener hermana o amigas adolescentes embarazadas; consumir alcohol (emborracharse); ingesta excesiva de calorías; depresión. Muchos valores que hoy se enredan y cultivan en forma cada vez más intensa y hasta obsesiva en muchos de nuestros adolescentes, crean una particular «cultura del riesgo», tal como la denomina Donas Burak (2001). El cultivo del cuerpo de «película», tanto en mujeres como en varones, con dietas repetidas y ejercicios violentos inadecuados para sus edades y que conducen a trastornos serios como la anorexia y bulimia; lesiones traumáticas de origen deportivo; «piques» automovilísticos con sus consecuentes accidentes y muertes; relaciones sexuales desprotegidas que llevan al embarazo temprano, enfermedades de transmisión sexual e infección de HIV; consumo de alcohol, cigarrillos y drogas pesadas, con sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo. De por sí, se podría decir que existen numerosos factores en el universo adolescente que estarían disparando ciertas conductas de riesgo e influenciando, en parte, en algunas de las patologías más frecuentes de esta edad. Estos factores tendrían un origen tanto interno como externo, y estarían implicados en ellos aspectos personales, familiares y sociales. Kazdin (2003) plantea que durante la adolescencia hay un incremento en el número de actividades consideradas como comportamientos problemáticos o de riesgo; como por ejemplo el uso ilícito de sustancias, ausentismo escolar, suspensiones, robos, vandalismo y sexo precoz y sin protección. Los factores comunes que determinan las conductas riesgosas de la juventud en alto riesgo, también han sido revisados por Florenzano Urzúa (1998), quien señala como más importantes la edad, expectativas educacionales y notas escolares, comportamiento general, influencia de los pares, influencia de los padres, calidad de la vida comunitaria, la calidad del sistema escolar y ciertas variables psicológicas (el diagnóstico de depresión, junto con el de estrés excesivo, es el que aparece más frecuentemente asociado con las diversas conductas de riesgo adolescente. También la autoestima baja es mencionada como predictor de las conductas problema). Donas Burak (2001) hace una distinción entre factores de riesgo de «amplio espectro» y factores o conductas de riesgo que son «específicos para un daño». Entre los primeros encontramos: familia con pobres vínculos entre sus miembros; violencia intrafamiliar; baja autoestima; pertenecer a un grupo con conductas de riesgo; deserción escolar; proyecto de vida débil; locus de control externo; bajo nivel de resiliencia. Los factores o conductas de riesgo específico serían: portar un arma blanca; en la moto, no usar casco protector; tener hermana o amigas adolescentes embarazadas; consumir alcohol (emborracharse); ingesta excesiva de calorías; depresión. Muchos valores que hoy se enredan y cultivan en forma cada vez más intensa y hasta obsesiva en muchos de nuestros adolescentes, crean una particular «cultura del riesgo», tal como la denomina Donas Burak (2001). El cultivo del cuerpo de «película», tanto en mujeres como en varones, con dietas repetidas y ejercicios violentos inadecuados para sus edades y que conducen a trastornos serios como la anorexia y bulimia; lesiones traumáticas de origen deportivo; «piques» automovilísticos con sus consecuentes accidentes y muertes; relaciones sexuales desprotegidas que llevan al embarazo temprano, enfermedades de transmisión sexual e infección de HIV; consumo de alcohol, cigarrillos y drogas pesadas, con sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo. De por sí, se podría decir que existen numerosos factores en el universo adolescente que estarían disparando ciertas conductas de riesgo e influenciando, en parte, en algunas de las patologías más frecuentes de esta edad. Estos factores tendrían un origen tanto interno como externo, y estarían implicados en ellos aspectos personales, familiares y sociales. Kazdin (2003) plantea que durante la adolescencia hay un incremento en el número de actividades consideradas como comportamientos problemáticos o de riesgo; como por ejemplo el uso ilícito de sustancias, ausentismo escolar, suspensiones, robos, vandalismo y sexo precoz y sin protección. Los factores comunes que determinan las conductas riesgosas de la juventud en alto riesgo, también han sido revisados por Florenzano Urzúa (1998), quien señala como más importantes la edad, expectativas educacionales y notas escolares, comportamiento general, influencia de los pares, influencia de los padres, calidad de la vida comunitaria, la calidad del sistema escolar y ciertas variables psicológicas (el diagnóstico de depresión, junto con el de estrés excesivo, es el que aparece más frecuentemente asociado con las diversas conductas de riesgo adolescente. También la autoestima baja es mencionada como predictor de las conductas problema). Donas Burak (2001) hace una distinción entre factores de riesgo de «amplio espectro» y factores o conductas de riesgo que son «específicos para un daño». Entre los primeros encontramos: familia con pobres vínculos entre sus miembros; violencia intrafamiliar; baja autoestima; pertenecer a un grupo con conductas de riesgo; deserción escolar; proyecto de vida débil; locus de control externo; bajo nivel de resiliencia. Los factores o conductas de riesgo específico serían: portar un arma blanca; en la moto, no usar casco protector; tener hermana o amigas adolescentes embarazadas; consumir alcohol (emborracharse); ingesta excesiva de calorías; depresión. Muchos valores que hoy se enredan y cultivan en forma cada vez más intensa y hasta obsesiva en muchos de nuestros adolescentes, crean una particular «cultura del riesgo», tal como la denomina Donas Burak (2001). El cultivo del cuerpo de «película», tanto en mujeres como en varones, con dietas repetidas y ejercicios violentos inadecuados para sus edades y que conducen a trastornos serios como la anorexia y bulimia; lesiones traumáticas de origen deportivo; «piques» automovilísticos con sus consecuentes accidentes y muertes; relaciones sexuales desprotegidas que llevan al embarazo temprano, enfermedades de transmisión sexual e infección de HIV; consumo de alcohol, cigarrillos y drogas pesadas, con sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo. De por sí, se podría decir que existen numerosos factores en el universo adolescente que estarían disparando ciertas conductas de riesgo e influenciando, en parte, en algunas de las patologías más frecuentes de esta edad. Estos factores tendrían un origen tanto interno como externo, y estarían implicados en ellos aspectos personales, familiares y sociales. Kazdin (2003) plantea que durante la adolescencia hay un incremento en el número de actividades consideradas como comportamientos problemáticos o de riesgo; como por ejemplo el uso ilícito de sustancias, ausentismo escolar, suspensiones, robos, vandalismo y sexo precoz y sin protección. Los factores comunes que determinan las conductas riesgosas de la juventud en alto riesgo, también han sido revisados por Florenzano Urzúa (1998), quien señala como más importantes la edad, expectativas educacionales y notas escolares, comportamiento general, influencia de los pares, influencia de los padres, calidad de la vida comunitaria, la calidad del sistema escolar y ciertas variables psicológicas (el diagnóstico de depresión, junto con el de estrés excesivo, es el que aparece más frecuentemente asociado con las diversas conductas de riesgo adolescente. También la autoestima baja es mencionada como predictor de las conductas problema). Donas Burak (2001) hace una distinción entre factores de riesgo de «amplio espectro» y factores o conductas de riesgo que son «específicos para un daño». Entre los primeros encontramos: familia con pobres vínculos entre sus miembros; violencia intrafamiliar; baja autoestima; pertenecer a un grupo con conductas de riesgo; deserción escolar; proyecto de vida débil; locus de control externo; bajo nivel de resiliencia. Los factores o conductas de riesgo específico serían: portar un arma blanca; en la moto, no usar casco protector; tener hermana o amigas adolescentes embarazadas; consumir alcohol (emborracharse); ingesta excesiva de calorías; depresión.


Factores de protección

Características personales: autoestima, autonomía, orientación social, necesidad de explorar límites, enfrentarse a sus dudas y emociones, desafiar las potencialidades de su propio cuerpo y establecer nuevas formas de relación con los adultos; sentimientos de invulnerabilidad, de omnipotencia, la necesidad de demostrarse a sí mismos y al entorno la capacidad de desafío de la norma, manifestaciones que si bien son normales y propias de la crisis fisiológica de la adolescencia, si se hacen repetitivas o exceden los límites de un comportamiento social aceptable, pueden convertirse en riesgos.

Familiares: cohesión, calidez y bajo nivel de discordia. Apoyo social: estímulos adecuados, reconocimiento de su valor y personalidad en todos los ámbitos, escolar, instituciones sociales, comunidad, etc.

Las expectativas y confianza de las personas en los adolescentes, pone en evidencia las fortalezas y aspectos positivos con que cuentan, por ello es necesario reconocer la fortaleza innata de los jóvenes, de sus familias, de sus centros educativos, de sus comunidades y no solo el riesgo, ni los problemas o la patología.

Si el medio adulto cercano mantiene la empatía hacia la experiencia emocional adolescente, facilita el desarrollo de la resiliencia, sin embargo, una de las pérdidas frecuentes durante la adolescencia es la pérdida de la empatía del mundo adulto.

Se reduce la vulnerabilidad adolescente al tener en el entorno la oportunidad de desarrollar alternativas de respuesta que no sean destructivas; al recibir de adultos significativos los modelos apropiados para la solución de problemas cotidianos.

La vulnerabilidad del adolescente

«Vivimos en una época de decadencia. Los jóvenes ya no respetan a sus mayores. Son groseros y mal sufridos. Concurren a las tabernas y pierden toda noción de templanza». Así reza una inscripción existente en una tumba egipcia de alrededor del año 3000 antes de Cristo. Sócrates en el año 450 a.de C. se expresaba de análogo modo.

En los tiempos que corremos, numerosos grupos de profesionales se ocupan de analizar a los adolescentes: los antropólogos examinan sus costumbres; los educadores expresan su frustración ante la imposibilidad de motivarlos y mantenerlos quietos en la aulas; los psiquiatras, psicólogos y sociólogos se enfocan en los problemas de consumo y adicción a drogas, la delincuencia y violencia juvenil; la policía trata de ingeniárselas para apartarlos de la senda del mal; los epidemiólogos y sexólogos estudian con asombro el incremento de las enfermedades de transmisión sexual ; los comerciantes de la música y la ropa investigan y recurren a sofisticados medios publicitarios para obtener beneficios de esta agitada edad. Definitivamente la segunda década de la existencia es tan distinta de la niñez y de la edad adulta en cuanto a sus aspectos físico, emocional y social, que a sus miembros se les debe considerar como una clase distinta de la sociedad, dotada de intereses, necesidades y problemas enteramente específicos.

En 1904, el educador G. Stanley Hall en su monumental estudio sobre la Adolescencia, fue el primero en ofrecer una magnífica descripción de este período de turbulencias y sobresaltos, y llegó a compararla a ‘un segundo nacimiento’.

La adolescencia entre nosotros, se ha situado entre los 13 y los 18 años, pero estamos enfrentados a la progresiva aparición de relaciones sociales y sexuales a una edad más temprana. Hasta no hace mucho, esta precocidad se atribuía a las presiones que ejercían los adultos sobre los niños en el sentido de obligarlos a «crecer con mayor rapidez». Actualmente, se interpreta este fenómeno como una aceleración de orden fisiológico. En los últimos cien años, la menarquia -primera menstruación- ha venido anticipándose en cuatro meses por década, de modo que la edad promedio se sitúa hoy en los 12 años, previéndose que descienda a los 11.

Esta aceleración también se ha dado en la talla y el peso . Tanto varones como mujeres alcanzan tallas y pesos propios de la edad adulta en una fase anterior a la registrada por sus progenitores, y acusan estaturas más elevadas que estos. Naturalmente que en este proceso hay enorme influencia de factores genéticos, culturales y nutricionales.

Los niveles de maduración emocional y social en cambio, parecen eludir a todo intento de medición. Esta dificultad, ha legitimado el término «crisis de identidad», para describir la pérdida de continuidad del adolescente con respecto a su propia niñez, bajo el impacto de los diversos cambios que afectan cada aspecto de la existencia y en especial la imagen física y emocional de sí mismo. Para repetir la expresión de un colega estudioso de la adolescencia, al levantarse cada mañana, el joven ve en el espejo a una persona que no es él.

Todo este proceso de cambio y el esfuerzo requerido para reorganizar el propio Yo, colocan al adolescente en un estado de vulnerabilidad con respecto a las ideologías, las religiones y los valores , cuyos influjos pueden traducirse en alteraciones del comportamiento, en rebeldía o en hostilidad abierta hacia la sociedad.

Lo importante es entender que muchos de los aspectos de la conducta de los adolescentes, no son un reflejo claro de su personalidad, sino una consecuencia del proceso de su desarrollo físico y mental. Así entenderemos mejor, su lucha por la independencia y la necesidad de encontrar su propia identidad.

Los adolescentes son más vulnerables que los adultos y los ancianos frente a las dependencias al tabaco, el alcohol y otras adicciones debido a que las regiones del cerebro que gobiernan el impulso y la motivación no están totalmente formadas a edades tempranas, según han descubierto científicos de la Universidad de Yale.

Después de realizar una investigación sobre 140 estudios de las neurociencias básicas y clínicas relativos a jóvenes, comprobaron que los desórdenes en el comportamiento de los adolescentes relacionados con dependencias o adicciones son en realidad desórdenes del desarrollo neuronal.

La investigación, publicada en The American Journal of Psychiatry, determinó que los circuitos cerebrales implicados en el desarrollo de las aficiones sufren profundos cambios durante la adolescencia, lo que incita a las personas de estas edades a tener nuevas experiencias.

Al mismo tiempo, como el sistema neurológico de inhibición está menos maduro a estas edades, los adolescentes se ven impelidos a acciones impulsivas y comportamientos arriesgados, incluyendo la experimentación y abuso de drogas adictivas.

Nueva perspectiva

Este proceso biológico, que convierte en especialmente vulnerables a las adicciones a los adolescentes, es independiente de los aspectos socioculturales en los que estas personas desarrollan su vida, lo que introduce una nueva perspectiva para el tratamiento de las adicciones en los jóvenes.

Debido a los cambios que se producen en las regiones cerebrales relacionadas con la motivación durante la adolescencia, el impacto de las drogas sobre estas personas son mayores que en otras edades y ejercen una influencia más prolongada en el tiempo.

Lo que se desprende de esta investigación es que las adicciones juveniles deben ser contempladas como desórdenes del desarrollo psicológico y que por ello la atención de los terapeutas debe concentrarse especialmente en este período de la vida de las personas para el tratamiento y prevención de las dependencias.

Asimismo, sugiere una revisión de algunos tratamientos que en ocasiones se aplican en la infancia y la adolescencia, ya que al incluir psicotrópicos producen en las personas de estas edades efectos que se manifiestan como adicciones cuando estos adolescentes se hacen adultos.

El descubrimiento aconseja nuevas estrategias para la prevención y tratamiento de adicciones en la pubertad y la adolescencia, al mismo tiempo que medidas especiales de protección para los jóvenes frente a la amenaza que representa para estas edades el consumo de drogas como el alcohol, el tabaco y otras más severas.


Conclusiones

El objetivo prioritario en la promoción de la salud de la adolescencia y juventud debe ser el desarrollo de la resiliencia, darles la oportunidad de poner a prueba sus propias capacidades, para lograr el éxito, porque el tropiezo se convertirá en crecimiento personal siempre que exista apoyo interno y externo.

Formar personas socialmente competentes que tengan conciencia de su identidad y utilidad, que puedan tomar decisiones, establecer metas y creer en un futuro mejor, satisfaciendo sus necesidades básicas de afecto, relación, respeto, poder y significado.

No se puede pretender que el adolescente esté libre de riesgos, pues el contacto con el mundo exterior lo expone a ellos, por tanto hay que prepararlo para el enfrentamiento y para contrarrestar la agresión, reforzando sus factores protectores, incentivando la ocupación del tiempo libre en actividades constructivas, dando orientación sexual oportuna, apoyando la elaboración de proyectos de vida y la autonomía en la toma de decisiones.

Tampoco se debe anular toda la riqueza de experimentación personal que supone el crecimiento adolescente entre los riesgos, importante para el desarrollo de sus mecanismos de defensa, porque al no poder cambiar la manera de funcionar de la sociedad, lo más adecuado es potenciar y fortalecer los factores protectores, prevenir los riesgos, darles la oportunidad de encontrar en la crisis una posibilidad de cambio y de crecimiento de su resiliencia.

Es responsabilidad colectiva ofrecer un entorno amplio a la juventud, pues la capacidad de responder a la adversidad requiere contar con un contexto sensitivo y permeable a las respuestas positivas que los jóvenes buscan para solucionar sus problemas.

La Seguridad Jurídica como elemento para el desarrollo sostenible del Sistema Judicial Dominicano

06 jueves Jul 2017

Posted by Complejidad RD in Sin categoría

≈ Deja un comentario

Por: Oriana Z. Sánchez Montalvo

“No basta saber, se debe también aplicar.

No es suficiente querer, se debe también hacer”.

Goethe

Breve mirada holística de la Sostenibilidad y el Sistema Judicial

Cuando escuchamos la palabra “sostenibilidad” inmediatamente viene a nuestra mente asociarla a que un sistema perdure en el tiempo, lo cual produce en nuestro interior – por ser abogada de profesión y vocación – que pensemos en la “seguridad jurídica”, ya que visualizamos a la “seguridad jurídica” como un elemento sine qua non[1] para el logro de la estabilidad de un sistema jurídico en cualquier parte del mundo.

En el curso de esta dinámica sistémico compleja que se verifica entre los funcionarios judiciales y los usuarios del sistema judicial pueden aparecer situaciones que hagan vulnerable dicho sistema, lo cual provoca que por acción de su característica resiliente, el mismo sistema se proteja, ya sea aplicando mecanismos que le ayuden a adaptarse a los cambios producidos o bien tomando medidas para alcanzar su sostenibilidad o sustentabilidad[2] a través del tiempo.

En el presente material abordaremos cómo la “seguridad jurídica” contribuye directa y fundamentalmente con el desarrollo sostenible de los distintos sistemas judiciales, siempre enfocándonos en el que más nos interesa actualmente, es decir, el de la República Dominicana. En el mismo utilizaremos como guía las cátedras magistrales de la asignatura “PPC-505 Sostenibilidad, Resiliencia, Vulnerabilidad de Dinámicas Complejas” de la Maestría Pensamiento y Ciencias de la Complejidad del IGLOBAL, así como libros, ensayos y documentos webs sobre el tema.

La Seguridad Jurídica como elemento para el desarrollo sostenible del Sistema Judicial Dominicano

Merece la pena iniciar indicando que la seguridad jurídica es la “[C]ualidad del ordenamiento que produce certeza y confianza en el ciudadano sobre lo que es Derecho en cada momento y sobre lo que, previsiblemente lo será en el futuro”.(Sainz Moreno, 1995, pág. 6108) Como vemos esta cualidad genera en la sociedad y en los usuarios del sistema de justicia un estado de bienestar y de tranquilidad, porque impregna confianza en que en la eventualidad de las personas estar envueltas en conflictos jurídicos, recibirían una trato igualitario, es decir, para un caso similar una solución similar a los precedentes, en todo momento observando el respeto de su dignidad como seres humanos y rebosante de equidad.

En este sentido, el Poder Judicial es el poder del Estado que se encarga de administrar justicia, gratuitamente, de manera que los tribunales determinados por la ley decidan sobre los conflictos que se produzcan entre los miembros de la sociedad, tanto de las personas físicas o morales entre sí, en el ámbito público y en privado. Para que esta administración de justicia se haga de manera óptima y adecuada es preciso que los jueces ejerzan sus funciones con independencia.

En lo relativo al principio de independencia e imparcialidad judicial, la Carta sustantiva consagra en su artículo 69 numeral 2, sobre la tutela judicial efectiva y el debido proceso, que:

Toda persona, en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, tiene derecho a obtener la tutela judicial efectiva, con respeto del debido proceso que estará conformado por las garantías mínimas que se establecen a continuación: (…) 2) El derecho a ser oída, dentro de un plazo razonable y por una jurisdicción competente, independiente e imparcial[3], establecida con anterioridad por la ley.

Este principio de independencia judicial también está previsto constitucionalmente en los artículos 149 párrafo I (en este texto, aunque no se refiere a independencia literalmente, entendemos procedente asemejarlo a la autonomía funcional) y 151, de la siguiente manera:

El párrafo I del artículo 149 es un texto que prevé uno de los elementos que facilitan la independencia del juez, el cual sostiene:

La función judicial consiste en administrar justicia para decidir sobre los conflictos entre personas físicas o morales, en derecho privado o público, en todo tipo de procesos, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado. Su ejercicio corresponde a los tribunales y juzgados determinados por la ley. El Poder Judicial goza de autonomía funcional, administrativa y presupuestaria.

Y el artículo 151 establece que:

Las y los jueces integrantes del Poder Judicial son independientes, imparciales, responsables e inamovibles y están sometidos a la Constitución y a las leyes. No podrán ser removidos, separados, suspendidos, trasladados o jubilados, sino por alguna de las causas establecidas y con las garantías previstas en la ley.

¿Y por qué mencionamos el principio de independencia judicial mientras nos referimos a la seguridad jurídica con miras a que un sistema judicial sea sostenible en el tiempo? Lo mencionamos, precisamente, porque por medio de la independencia con que ejerzan sus funciones los encargados de impartir justicia (los jueces) se contribuiría o contribuye firmemente en generar un clima de confianza en la sociedad.

Asimismo, es importante destacar que para esos mismos fines, el Poder Judicial goza de autonomía funcional, administrativa y presupuestaria otorgada por la Constitución y por la Ley Núm. 46-97 del 18 de febrero de 1997, modificada por la Ley Núm. 194-04 del 28 de julio de 2004.[4]

En ese mismo orden de ideas, el jurista Fernando Vives entiende que:

Junto a la existencia de un marco jurídico completo y estable, otro elemento clave para alcanzar el objetivo de seguridad jurídica es la existencia de una estructura que garantice la transparencia en la actuación de los poderes públicos o, como se hadado en llamar, el Open Government, concepto con el que se identifica el establecimiento de mecanismos que permiten la participación más activa de los ciudadanos en el desarrollo generalizado delas sociedades mediante la puesta a su disposición de información suficiente y precisa sobre la actividad pública, lo que, en último término, pretende desterrar, en la práctica, la arbitrariedad como forma de ejercicio del poder público.(Vives, s/f, pág. 81)

Nuestro pensamiento es cónsono con el del señor Vives, ya que la transparencia es otro de los puntos de relevancia para que los jueces dicten sentencias sin arbitrariedades y apegándose celosamente a la imparcialidad, con la salvedad de dejar fuera de sus “jurisdicciones”[5] la corrupción y el “amiguismo”[6]. Aunque para cuando alguna de las partes en un proceso judicial tenga base real por la cual un juez no deba conocer y fallar un caso por ser familiar o tener algún lazo que puede poner en peligro su imparcialidad, el ciudadano puede “recusar” a dicho juez para que éste no siga conociendo el caso de marras, siempre que se compruebe la veracidad de lo que se invoca. Del mismo modo, el juez que entienda que por las mismas razones indicadas para la recusación no debe inmiscuirse de ninguna manera en el estudio de un expediente judicial específico, podrá motus propio “inhibirse” de seguir conociéndolo.

En el momento en que el sistema jurídico sufre traumáticamente por la ocurrencia de un caso trágico o delicado (pueden haber motivos de recusación o inhibición) en el cual la sociedad no tiene plena confianza de que será resuelto con justicia, equidad y bajo la constitucionalidad y legalidad que corresponde, con lo cual experimenta el sistema judicial un alto grado de vulnerabilidad; por efecto de la resiliencia, este mismo sistema judicial busca recuperar o ganar la confianza perdida para evitar su colapso.

Un ejemplo sobre la importancia capital de la seguridad jurídica para nuestra sociedad es que con la aplicación obligatoria por parte de todos los poderes públicos de los precedentes constitucionales (son las sentencias que dicta el Tribunal Constitucional) se trabaja por el logro de la estabilidad de la Ley o de la norma, pues la misma tiene una vocación de permanencia, claro está, hasta donde la sociedad cambiante se lo permita, lo cual es un efecto que tiene en nuestro país la morfogénesis[7] del sistema constitucional con la instauración del Tribunal Constitucional colaborando ampliamente con la estabilidad del sistema judicial.

En este orden de ideas, es meritorio destacar que la sentencia constitucional (precedente constitucional), es vinculante. “Esta vinculación significa que la sentencia constitucional tiene fuerza de ley, tanto en su parte dispositiva, como en las partes esenciales de su parte motiva”(Jorge Prats, 2013, pág. 77). Por tanto, su respeto y acatamiento es la mejor forma de escenificar la presencia de la Seguridad Jurídica.

El Tribunal Constitucional refiriéndose a la Seguridad Jurídica sostuvo en su Sentencia TC/0094/13 lo siguiente:

  1. o) El principio de seguridad jurídica está consagrado en el artículo 110 de la Constitución, texto que dispone: “La ley sólo dispone y se aplica para lo porvenir. No tiene efecto retroactivo sino cuando sea favorable al que esté subjúdice o cumpliendo condena. En ningún caso los poderes públicos o la ley podrán afectar o alterar la seguridad jurídica derivada de situaciones establecidas conforme a una legislación anterior”.
  2. p) El desconocimiento al principio de seguridad jurídica radica en que los recurrentes obtuvieron un resultado distinto al razonablemente previsible, en el sentido de que siendo su caso igual a aquellos en que, de manera reiterada, se había declarado admisible el recurso de casación, lo normal era que esperaran que corriera la misma suerte, es decir, que lo declararan admisible.[8]

En el ámbito internacional, el Tribunal Constitucional español define la seguridad jurídica como“(…) la suma de certeza, legalidad, jerarquía y publicidad normativa, irretroactividad de las normas no favorables e interdicción dela arbitrariedad, que, en su conjunto, permite promover en el orden jurídico la justicia y la igualdad en libertad”.(Vives, s/f, pág. 75)

Para la verificación fáctica de la sostenibilidad del sistema judicial dominicano a través de la salvaguarda de la seguridad jurídica, nos permitimos hacer las siguientes recomendaciones:

  1. Crear conciencia en los mismos jueces del escalafón judicial – lo cual se ha comenzado a hacer hace un tiempo ya-, por medio de la educación que reciben en la Escuela Nacional de la Judicatura, de que siempre deben fallar (decidir) los casos de los cuales sean apoderados, apegados al principio de independencia judicial, a la imparcialidad y justicia.
  2. Que los usuarios del sistema hagan uso oportunamente de las herramientas que poseen, como la recusación[9], para evitar que los jueces tomen decisiones arbitrarias.
  3. Que los jueces pertenecientes al Poder Judicial y al mismo Tribunal Constitucional (órgano extra poder) acaten lo dispuesto por los precedentes constitucionales, pues de esta forma se someten a la Constitución y al bloque de Constitucionalidad, lo cual produce en el sistema judicial una morfostasis (mantener estable, sin cambio de manera positiva) con respecto a la seguridad jurídica, viéndolo con un enfoque holístico.
  4. Que la transparencia invada a los jueces al decidir los casos que se ventilen por ante sus jurisdicciones, porque solo así practicarán la justicia y equidad. Uno de los mecanismos para ello es que los mismos se inhiban cuando entiendan que su imparcialidad pueda estar comprometida.

En definitiva, se puede concluir destacando que la presencia de la seguridad jurídica en el sistema judicial dominicano es imprescindible para que el mismo sistema judicial sea sostenible en el tiempo y, por ende, sea utilizado por sus usuarios con la certeza de que los jueces impartirán justicia con independencia, imparcialidad, sin arbitrariedades y con plena conciencia y convicción de que la transparencia es una cualidad que no debe ausentarse de su labor de motivar las sentencias y resoluciones y de fallar (decidir) los casos judiciales de los cuales sean apoderados.

De esta manera, cada día, en los distintos estratos sociales se creerá más en la “justicia” – como se refieren coloquialmente los ciudadanos cuando hablan sobre el sistema judicial-,  porque cuidando la seguridad jurídica los funcionarios encargados de la “justicia” pondrán el corazón al servicio de su país, como prometen hacerlo cuando se juramentan[10] para tomar posesión del cargo, ya que con ello se comprometen a respetar la Constitución y las leyes y tomando en consideración que nuestra Constitución tiene en su preámbulo como principal valor la dignidad humana, que es un eje transversal de la vida humana en sociedad, esto los lleva a actuar con equidad y legalidad, siempre teniendo presente que si alguna vez hay un conflicto entre la Justicia (respetando el principio pro personae, es decir, en favor de la persona) y el Derecho (como conjunto de reglas que organizan la vida en sociedad) deben dar prioridad a la justicia. Esta es una las creencias y filosofía de vida que no podrán robar a la autora de este paper.

Bibliografía

Carbonell, M. (2011). La Constitución Viviente. Isonomía, 187.

Código de Procedimiento Civil dominicano.

Constitución de la República Dominicana, promulgada el 13 de junio de 2015.

Jorge Prats, E. (2013). Comentarios a la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y de los Procedimientos Constitucionales (Segunda ed.). Santo Domingo: Editora Búho.

Ley de Organización Judicial, del 21 de noviembre de 1927

Sainz Moreno, F. (1995). Seguridad Jurídica. Madrid: Civitas.

Sentencia TC/0094/13, dictada por el Tribunal Constitucional dominicano, en fecha 4 de junio de 2013.

Sitio oficial del Poder Judicial http://www.poderjudicial.gob.do/poder_judicial/info_gral/poder_judicial.aspx

Vives, F. (s/f). Seguridad Jurídica y Desarrollo Económico. España: Crecer en la Nueva economía global, 75.

[1] Frase latina que significa “sin el cual no”.

[2] Para los fines del presente ensayo utilizaremos sostenibilidad y sustentabilidad como equivalentes, pues sabemos que en general conllevan a cosas distintas según se nos explicara en las cátedras de la presente asignatura

[3] A lo largo de todo el ensayo siempre las negritas son nuestras

[4]Información consultada del sitio oficial del Poder Judicial http://www.poderjudicial.gob.do/poder_judicial/info_gral/poder_judicial.aspx

[5] Ámbito territorial de competencia de los jueces

[6] Término coloquial para designar a una persona que deja de ser imparcial para favorecer a una de las partes por lazos de consanguinidad o de amistad

[7]Cambio que se produce en un sistema en su legítima búsqueda de subsistir

[8] Sentencia TC/0094/13, dictada por el Tribunal Constitucional dominicano, en fecha 4 de junio de 2013, letras “o)” y “p)”, Págs. 13 y 14.

[9]En lo concerniente a la recusación el artículo 378 del Código de Procedimiento Civil dominicano consagra que:

 

Todo juez puede ser recusado en razón de cualquiera de las causas siguientes: 1o. por ser pariente o afín de las partes, o de una de ellas, hasta el grado de primo hermano inclusive; 2o. por ser la mujer del juez pariente o afín de una delas partes, o ser el juez pariente o afín de la mujer de una de las partes, dentro del grado referido, cuando la mujer estuviere viva, o si, habiendo muerto, existiesen hijos; si hubiere muerto y no quedaren hijos, ni el suegro, ni el yerno, ni los cuñados, podrán ser jueces. La disposición relativa a la mujer ya muerta se aplicará a la mujer separada personalmente, si existieren hijos del matrimonio suspendido; 3o. si el juez, su mujer, sus ascendientes y descendientes, o afines en la misma línea, tienen una contienda sobre cuestión análoga a aquella que se discute entre las partes; 4o. por tener un proceso en su propio nombre ante un tribunal en que una de las partes sea juez; si fueren acreedores o deudores de una de las partes; 5o. si en el curso de los cinco años precedentes a la recusación, ha habido proceso criminal entre ellos y una de las partes, o su cónyuge, o sus parientes o afines en línea recta; 6o. porque exista proceso civil entre juez, su mujer sus ascendientes y descendientes, o afines en la misma línea, y una de las partes, con tal que este proceso, caso de haberlo iniciado la parte, hubiere sido antes de la instancia en la cual se propusiera la recusación; o si habiéndose terminado este proceso, se concluyó solamente dentro de los seis meses precedentes a la recusación; 7o. cuando el juez sea tutor, protutor o curador, heredero presuntivo, o donativo, patrono o comensal de una de las partes; si fuere administrador de algún establecimiento, sociedad o dirección, que sean parteen la causa; si una de las partes fuere su presunta heredera; 8o. cuando el juez hubiere dado consulta, alegado o escrito sobre el asunto debatido; si hubiere conocido de él precedentemente como juez o como árbitro; si hubiere solicitado, recomendado o provisto a los gastos del proceso; si hubiere declarado como testigo; si desde el principio del proceso, hubiere bebido o comido con una u otra de las partes en la respectiva casa de éstas, o recibido presentes de cualquiera de ellas; 9o. cuando hubiere enemistad capital entre el juez y una de las partes; como si hubieren ocurrido agresiones, injurias o amenazas hechas por el juez verbalmente o por escrito, después de la instancia, o en los seis meses precedente a la recusación propuesta.

[10] Con respecto al juramento de los jueces, el artículo 2 de la Ley de Organización Judicial, del 21 de noviembre de 1927, establece que: “Ningún empleado judicial podrá ocupar el puesto para el cual haya sido nombrado, antes de haber prestado el juramento de respetar la Constitución y las leyes, y de desempeñar fielmente su cometido”.

← Entradas anteriores

Suscribir

  • Artículos (RSS)
  • Comentarios (RSS)

Archivos

  • agosto 2017
  • julio 2017
  • junio 2017
  • mayo 2017
  • abril 2017
  • marzo 2017
  • agosto 2016
  • mayo 2016

Categorías

  • Aportes de Contenido
  • Informaciones y Avisos
  • Invitaciones
  • Sin categoría

Meta

  • Registro
  • Acceder

Web construida con WordPress.com.

  • Seguir Siguiendo
    • Grupo Transdisciplinar de Pensamiento Complejo y Ciencias de la Complejidad (Complejidad-RD)
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Accede ahora.
    • Grupo Transdisciplinar de Pensamiento Complejo y Ciencias de la Complejidad (Complejidad-RD)
    • Personalizar
    • Seguir Siguiendo
    • Regístrate
    • Acceder
    • Denunciar este contenido
    • Ver sitio web en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra
 

Cargando comentarios...