Por: Yamir Encarnación
1. Introducción
La República Dominicana ha dado pasos significativos para mejorar la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN). La reducción de la subalimentación que ha experimentado el país, según la FAO y la aprobación de la Ley SAN son hechos fehacientes de los avances en la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2, denominado “Hambre Cero”.
No obstante, el cambio climático es uno de los factores que más ponen en riesgo la seguridad alimentaria del país debido a sus características geográficas e insulares, estando expuesto a huracanes y tormentas tropicales, y que se traducen en una alta vulnerabilidad. Esto conlleva a que el sector agropecuario sea extremadamente vulnerable a la variabilidad climática, particularmente a las precipitaciones que modifican los períodos de cosecha y siembra, y a los aumentos de temperatura.
La agricultura familiar (compuesta por pequeños agricultores, pero con características propias) tiene una gran importancia en la República Dominicana por la proporción de alimentos que produce y la gran cantidad de explotaciones agrícolas inferiores a cuatro hectáreas de tierra, pudiendo afirmarse que es la forma predominante de producción agropecuaria.
Aunque el cambio climático afecta a todos los agricultores, es absolutamente imprescindible mejorar los niveles de resiliencia de los agricultores familiares ante el calentamiento global y el cambio climático, ya que estos son los más afectados ante los fenómenos atmosféricos y variaciones en los precios.
2. Contextualización
La República Dominicana se encuentra entre el Mar Caribe y el Océano Atlántico norte, ocupando la 2/3 parte de la isla de La Hispaniola. Tanto por superficie como por población, es el segundo país más grande del Caribe después de Cuba, con una superficie de 48,670 , predominando el clima tropical con dos estaciones, la de lluvia y la seca.
La República Dominicana tiene una población de 10.6 millones de habitantes, y el ingreso per cápita a precios corrientes es de USD 6,240. El PIB real ha manteniendo un importante crecimiento. Entre el 1992 y 2016, el crecimiento promedio anual fue de 5.5%, siendo los principales sectores de la economía los servicios (comercio, turismo, comunicaciones), las zonas francas, y recientemente la minería que tuvo un crecimiento de un 26.5% en el 2016. [1]
El país tiene grandes recursos minerales como níquel, bauxita, oro y plata y tierra. El 51.5% de la tierra corresponde a la agricultura y el 40.8% pertenece a bosques. Los principales productos de exportación agrícola son el café de grano, tabaco de rama, cacao en grano y azúcar crudo. Para el consumo interno se producen arroz, yuca, plátano y habichuelas.
La producción agropecuaria ha disminuido su importancia en la composición del Producto Interno Bruto, sin embargo es necesario resaltar que la producción y la productividad agrícolas han mantenido un ritmo de crecimiento importante. Por ejemplo, en el 2016 el sector creció un 10%. Esto ha permitido al país reducir las importaciones netas de alimentos.
Gráfico 1
Situación de la oferta de alimentos en la República Dominicana

En este contexto, comprender los actores que se dedican a la producción de alimentos es sumamente importante para garantizar la Seguridad Alimentaria y Nutricional, definida por la FAO como “la situación en la cual todas las personas tienen acceso seguro y estable a alimentos en cantidad y diversidad suficientes según sus necesidades biológicas así como a sus preferencias culturales, y estas pueden aprovechar adecuadamente la provisión de nutrientes a fin de tener una vida sana y activa”.
3. Agricultura familiar
La Agricultura Familiar ha adquirido una enorme importancia en el debate político de América Latina por sus aportes a la seguridad alimentaria, la mitigación de la pobreza y la conservación de la biodiversidad, y ha llegado a convertirse en el nuevo paradigma del desarrollo rural.
Por esta razón, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 2014 como el “Año Internacional de la Agricultura Familiar” con el objetivo de “promover la conciencia internacional y apoyar los planes impulsados por los países para fortalecer la contribución de la agricultura familiar y los pequeños agricultores a la erradicación del hambre y la reducción de la pobreza rural, conduciendo así al desarrollo sostenible de las zonas rurales y la seguridad alimentaria”. [7]
El concepto de agricultura familiar empezó a utilizarse en los países desarrollados y en América Latina a mediados del siglo XX, en la que se destacaba el predominio del trabajo familiar en las explotaciones agricultoras.
La definición más antigua de agricultura familiar proviene de los Estados Unidos donde se utilizaba el término “family farming” para identificar a aquella agricultura que dependía en gran medida de la mano de obra de la familia. [7]
En América Latina, de acuerdo a Maletta, se utilizaba el término ”unidad económica familiar” la cual era definida como una finca de tamaño suficiente para proveer al sustento de una familia y que en su funcionamiento no requiriese de mano de obra asalariada, sino que pudiese ser atendida con la fuerza laboral de la propia familia. [2]
Sin embargo, estas definiciones no fueron aceptadas ampliamente. El concepto más utilizado en gran parte del siglo XX fue el de campesinado debido a que respondía a una visión política e ideológica más que analítica. El predominio del latifundio durante las décadas del sesenta y del setenta en América Latina conllevó a que se visualizara una estructura agraria inequitativa por lo que el concepto de campesinado era equivalente al de minifundista, llevándose a cabo procesos de reforma agraria.
Luego del fervor político de los años sesenta y setenta, se produce el resurgimiento de las ideas que ponían en primer plano el carácter familiar de la economía campesina, sustentado en una racionalidad no capitalista, y sus diferencias socio-económicas con la agricultura empresarial.
A pesar del interés por parte de algunos estudiosos en profundizar en la agricultura familiar, en la mayoría de los países de América Latina ésta no se percibía ya que se impulsaba la modernización de la agricultura dentro del contexto de la globalización, donde se disminuyeron o eliminaron los programas públicos dirigidos hacia esta forma de producción agrícola e incluso los programas de extensión agrícola fueron eliminados o privatizados. México y Chile son casos excepcionales. Durante el auge del neoliberalismo en la década de los noventa en México se discutía el papel del campesinado frente al neoliberalismo y en Chile se mantuvieron políticas diferenciadas e instituciones especializadas para el fomento de la agricultura familiar.
La región empieza a utilizar de manera generalizada el concepto de agricultura familiar a partir de la década del 2000, gracias a investigaciones realizadas para conocer el aporte de este sector y su composición. De manera oficial, la expresión “agricultura familiar” empieza a utilizarse a partir del 2004 con la creación de la Reunión Especializada de Agricultura Familiar (REAF). Posteriormente, los Estados miembros del MERCOSUR, auspiciaron la REAF elaborando una definición común de agricultura familiar para Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
La definición y caracterización de la agricultura familiar es un desafío debido a la enorme heterogeneidad socioeconómica y cultural de cada país, así como a nivel regional. Las variables o parámetros en un país o comunidad, podrían no ser las adecuadas en otro. Por ejemplo, una finca pequeña en Brasil no es comparable con una finca pequeña en la República Dominicana. De ahí la complejidad y dificultad de definir la agricultura familiar.
A pesar de esta complejidad, el Ministerio de Agricultura de la República Dominicana ha definido la Agricultura Familiar como una “forma de organizar la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca, acuicultura y pastoreo, que es administrada y operada por una familia y, sobre todo, que depende preponderantemente del trabajo familiar, tanto de mujeres como hombres. La familia y la granja están vinculados, co-evolucionan y combinan funciones económicas, ambientales, sociales y culturales”. [3]
Es preciso aclarar que la agricultura familiar no es exactamente la agricultura de los pequeños productores, sino más bien una agricultura donde la familia está involucrada en las actividades productivas, emplean ocasionalmente mano de obra contratada, y tienen a su cargo la responsabilidad de administrar la unidad productiva (granja, servicios, etc.), la cual es su principal fuente de ingresos.
3.1. La Agricultura Familiar en República Dominicana
El Ministerio de Agricultura reconoció a la Agricultura Familiar en el 2016 como un sistema de producción existente en el país por entender que la familia es el fundamento de la sociedad, tal como expresa la Constitución, y porque esta adquiere cada vez mayor importancia dentro del contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), y por tanto, tiene que ser fomentada por el Estado.
Todavía no se cuenta con datos propiamente dicho de la Agricultura Familiar. El Ministerio de Agricultura, con el apoyo de la FAO, trabaja en la elaboración de un registro voluntario para identificar a los agricultores familiares a nivel nacional, y aplicar políticas diferenciadas.
Sin embargo, la pequeña agricultura es ampliamente dominante en la República Dominicana de acuerdo al Ministerio de Agricultura, realizando un aporte esencial a la economía nacional y a la seguridad alimentaria y nutricional. El Ministerio estima que los agricultores que tienen menos de 2 hectáreas de tierra generan entre el 57-77 por ciento del empleo agrícola y entre el 60-80 por ciento de los productos de origen agropecuario que consume la población dominicana, a pesar de tener solo el 33% de la tierra.
Cuadro No. 1
Unidades productivas agropecuarias, según tamaño
Tamaño
(en tareas) |
Pecuarias |
Agrícolas |
Total |
Porcentaje |
Porcentaje acumulado |
Menos de 8 tareas |
17,154 |
40,164 |
57,318 |
15.6 |
15.6 |
8-20 |
12,302 |
51,616 |
63,918 |
17.39 |
32.99 |
21-40 |
13,310 |
51,571 |
64,881 |
17.65 |
50.64 |
41-70 |
12,302 |
35,104 |
47,406 |
12.9 |
63.54 |
71-199 |
13,721 |
25,851 |
39,572 |
10.77 |
74.31 |
200-799 |
10,337 |
11,744 |
22,081 |
6.01 |
80.32 |
800 y más |
4,020 |
3,629 |
7,649 |
2.08 |
82.4 |
Sin información |
32,432 |
32,237 |
64,669 |
17.6 |
100 |
Total |
115,578 |
251,916 |
367,494 |
100.0 |
|
Fuente: Precenso nacional agropecuario 2015 [4]
El Estado tiene un apoyo importante a los pequeños agricultores. Las visitas sorpresas del presidente de la República han servido para desarrollar proyectos agropecuarios relacionados a la producción y/o comercialización. Esta iniciativa ha permitido visibilizar al pequeño y mediano productor y ha sido reconocida por la FAO por su apoyo al campo.
Los proyectos de las visitas sorpresas son financiados por el Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario (FEDA), y se han otorgado créditos a asociaciones y cooperativas por más de 8 millones de dólares con períodos de gracia de hasta 3 años. Asimismo, el Banco Agrícola en el 2015 desembolsó aproximadamente 280 millones de dólares para el financiamiento de la producción agropecuaria.
Por otra parte, el Estado dominicano promueve el desarrollo de los pequeños productores agropecuarios, y las pymes en general, utilizando como estrategia su poder de compra. El Decreto No. 543-12 ha establecido que el 20% de las compras del gobierno sean asignadas a los productores locales o a las pequeñas y medianas empresas.
4. El cambio climático
Las variaciones climáticas se han dado a través de la historia en escalas de tiempo que van desde varios años hasta milenios. Por lo tanto, el clima nunca ha sido estático, Sin embargo, en la actualidad existe un consenso científico en torno a la existencia de una alteración climática global, como evidencian ya los aumentos observados en el promedio global de la temperatura del aire y del océano, el deshielo extensivo de los glaciares y el aumento del nivel medio del mar. Esta alteración climática global, llamada cambio climático, denota una variación estadísticamente significativa, ya sea de las condiciones climáticas media o de su variabilidad, que se mantiene durante un período prolongado. El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) destaca que es muy probable que la influencia humana sea la causa dominante del cambio climático.
Las políticas públicas de República Dominicana respecto al cambio climático se plasman en la Estrategia Nacional de Desarrollo, de las cuales se derivan estrategias y planes sectoriales. Igualmente, el país es signatario de importantes acuerdos entre los cuales se pueden mencionar el Protocolo de Kioto (2005) y el Acuerdo de París (2015).
El Plan de Acción Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2008) se sustenta en los lineamientos del Plan Estratégico para el Cambio Climático (2011-2030) donde comparten la visión y los principios, dadas las características complejas de la adaptación al cambio climático. Su objetivo principal es el de fortalecer la capacidad sistémica de la República Dominicana para enfrentar los efectos de los cambios climáticos a través de medidas de adaptación en los sistemas vulnerables priorizados. [5]
En lo que respecta al sector agropecuario, existe la Estrategia Nacional de Adaptación al Cambio Climático en el sector Agropecuario de la República Dominicana 2014-2020 donde “se definen e impulsan procesos de innovación e investigación agrícola mediante la utilización de un modelo que permita ajustar, reducir y lograr una mayor capacidad de resiliencia de los sistemas de producción ante la vulnerabilidad y los efectos del cambio climático. Implica utilizar medidas apropiadas de acuerdo con el escenario climático que enfrentan y las características de los suelos y cultivos”. [6]
El Ministerio de Agricultura cuenta con una Dirección de Gestión de Riesgos y Cambio Climático, quienes trazan las políticas del Ministerio respecto a gestión de riesgos, mitigación y adaptación al cambio climático.
5. Acciones propuestas a considerar para aumentar la resiliencia de los agricultores familiares ante el cambio climático
De acuerdo al IPCC, la resiliencia es la “capacidad de un sistema social o ecológico para absorber una alteración sin perder ni su estructura básica o sus modos de funcionamiento, ni su capacidad de autoorganización, ni su capacidad de adaptación al estrés y al cambio”.
La resiliencia es un concepto importante para entender la sostenibilidad. De ahí que para aumentar la resiliencia de cualquier sistema tenemos que pensar en el desarrollo económico y en los sub-sistemas que lo componen: económico, social y ambiental.
Cualquier programa para enfrentar el cambio climático tiene que tener un enfoque sistémico si queremos generar una verdadera sostenibilidad. Por eso, proponemos tres componentes necesarios para aumentar la resiliencia de los agricultores familiares ante el cambio climático: diversificación de sus medios de vida (social), mejora de los servicios ecosistémicos (ambiental) y desarrollo local (económico).
5.1. Componente social
Cualquier programa que tenga como objetivo enfrentar el cambio climático de una población como los agricultores familiares tiene que enfocarse en diversificar los medios de vida de los productores agropecuarios a nivel de hogar y de finca. Entre las acciones a realizar consideramos pertinente:
- El fortalecimiento de organizaciones (de agricultores, medianos y pequeños empresarios rurales, y otros grupos vulnerables de la sociedad civil);
- El fortalecimiento de los servicios de extensión para los agricultores familiares.
- El establecimiento de escuelas de campo;
5.2. Componente ambiental
En lo que respecta al desarrollo de servicios ecosistémicos el objetivo es mejorar la cobertura boscosa y trabajar al nivel del paisaje. Las acciones propuestas son:
- El aumento de la cubierta arbórea o de vegetación natural en áreas hidrológicas clave para regular el ciclo del agua y el ciclo de los fito-nutrientes;
- El desarrollo de mecanismos de pago o reconocimiento por servicios ambientales en las áreas de influencia geográfica; y
- La provisión de asistencia técnica.
5.3. Componente económico
En lo que respecta al desarrollo local, el objetivo tiene que ser dinamizar la economía, fortaleciendo los mercados locales e identificando nichos importantes (escuelas, cárceles, hospitales, etc.). Para la consecución de este objetivo planteamos las siguientes acciones:
- La rehabilitación y construcción de infraestructura estratégica para facilitar, entre otros, la movilidad de bienes y personas, a través de la inversión pública;
- El mejoramiento del acceso al financiamiento, incluyendo microfinanciamiento, otros servicios rurales y programas de protección social para actividades que aportan a la adaptación.
- La vinculación de los agricultores familiares a las compras públicas.
Bibliografía
1) Banco Central de la República Dominicana. (2017). Informe de la economía dominicana. Enero-Diciembre 2016. Santo Domingo.
2) Maletta, H. (2011). Tendencias y perspectivas de la Agricultura Familiar en America Latina. Documento de Trabajo No. 1. Proyecto Conocimiento y Cambio en Pobreza Rural y Desarrollo. Rimisp, Santiago, Chile.
3) Ministerio de Agricultura de la República Dominicana. (2016). Resolución Ministerial No. RES-MA-2 016-14. Santo Domingo, República Dominicana.
4) Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, Oficina Nacional de Estadísticas, Ministerio de Agricultura, FAO, Unión Europea. (2016). Precenso Nacional Agropecuario 2015. Informe de Resultados. Santo Domingo, República Dominicana.
5) Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. (2008). Plan de Acción Nacional de Adaptación al Cambio Climático en la República Dominicana.
6) PLENITUD, Caribbean Community Climate Change Centre (CCCCC), Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio (CNCCMDL) Ministerio de Agricultura, UE. (2014) Estrategia Nacional de Adaptación al Cambio Climático en el Sector Agropecuario de la República Dominicana. Santo Domingo, República Dominicana.
7) Salcedo, Salomón y Guzmán, Lya (2014). Agricultura Familiar en América Latina y el Caribe: recomendaciones de politica. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).
Informe consultado:
CGIAR, CCAFS, Ministerio de Agricultura, Consejo Agropecuario Centroamericano, Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT). Estado del Arte en Cambio Climatico, Agricultura y Seguridad Alimentaria en la Republica Dominicana.
Sitios web:
World Cia Factbook
https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/
FAO
http://www.fao.org/faostat/en/#country/56