Por: Ysabel Noemí Tejeda Díaz

Introducción

La Antártida es un continente situado en el extremo sur de nuestro planeta. Ocupa una décima parte de la superficie de la Tierra y está cubierto por una capa de hielo que puede superar los 1.500 metros de espesor. El Polo Sur se encuentra justo en medio de la Antártida. Es el continente más frío, así como el más seco, elevado y ventoso. Muy pocas personas residen en la Antártida todo el año. Los científicos la habitan durante breves periodos de tiempo y se alojan en estaciones construidas especialmente para la investigación científica.

La flora de la Antártida está constituida por los llamados vegetales inferiores: algas, hongos, líquenes y musgos. Estos vegetales viven los pocos lugares libres de hielo, existen alrededor de 350 especies. Hace cuatro años, un equipo de investigadores británicos constató que en los últimos 50 años el calentamiento global había provocado un cambio ecológico sin precedentes en el musgo y los microbios del extremo sur de la Península Antártica. Ahora, el mismo equipo ha confirmado que esos sorprendentes cambios no son algo aislado, sino que se están produciendo en todo el continente helado.

En este trabajo final proponemos una reflexión partiendo  de la vulnerabilidad de los bancos de musgo de la Antártida al cambio climático como fenómeno dentro de un sistema dinámico complejo, así como una aproximación a la relación existente entre vulnerabilidad y cambio climático desde el enfoque integrado.

Mirada integradora de las condiciones ambientales climatológicas de la Antártida.

Entender las condiciones del clima impone el abordaje epistémico de la atmósfera a partir de una serie de magnitudes, o variables meteorológicas, como la temperatura, la presión atmosférica o la humedad, las cuales varían tanto en el espacio como en el tiempo. En diferentes momentos de la historia de la humanidad se evidencia la valoración de  los fenómenos atmosféricos y su intento por explicar sus causas, a los cuales, aspectos  mágicos-religiosos sirvieron de explicación a la mayor parte de los fenómenos meteorológicos, mientras llegaban los grandes conocimientos científicos. De acuerdo a Bavera y Bèguet (2003).

Los elementos del clima son aquellas características que nos permiten evaluarlo, definirlo y clasificarlo, mientras que sus factores son los hechos astronómicos, geográficos y aún meteorológicos que determinan las particularidades de aquellos elementos. Entre los factores astronómicos del clima deben mencionarse los movimientos de la tierra y la latitud del lugar; entre los geográficos, la continentalidad u oceanidad, barreras orográficas, altitud, proximidad del mar, corrientes marinas, topografía, etc., y entre los meteorológicos, la distribución de los centros semipermanentes de presión atmosférica, los vientos y las grandes perturbaciones atmosféricas.(p.34)

     La Antártica se encuentra ubicada dentro de la celda polar austral, lo que climatológicamente se traduce en una circulación anticiclónica asociada a una región permanente de altas presiones en el interior del continente, bajas presiones alrededor de la Antártica llamada la vaguada circumpolar, el vórtice polar sobre el continente en los niveles superiores de la atmósfera asociada a la circulación de los oeste en altura y un régimen de vientos del este en superficie.

Más del 85 % del área terrestre ocupada por hielos permanentes se encuentra en la Antártida. Un 10 % corresponde al hielo de Groenlandia y el resto, menos de un 5 %, al conjunto de todos los otros glaciares y pequeños casquetes helados.

Esta península es una de las regiones del planeta que ha sufrido el calentamiento más rápido, con un aumento de temperatura de aproximadamente 0,5 grados centígrados por década desde los años 1950. Aunque no sea una zona propicia para que crezca la vegetación, investigadores encontraron que la presencia de musgos se ha incrementado en el Polo Sur, en parte a causa del cambio climático. “La temperatura se eleva desde alrededor de la mitad del siglo pasado en la Antártida, lo que tiene un efecto importante en el crecimiento del musgo en la región»(Amesbury, 2017).

El espesor medio del hielo en la Antártida es de 2,4 kilómetros y en algunos lugares llega casi a los 5 kilómetros. Su volumen es tan grande que su descongelación completa elevaría el nivel del mar unos 60 metros. La mayor parte de la masa de hielo, casi el   90 %, se encuentra en la Antártida Oriental. Cook (2005) afirma.

Una zona delicada es la Península de la Antártida, ya casi fuera del círculo polar. La mayor parte de los glaciares de esta península muestran en los últimos años una tendencia al retroceso, aunque no está claro que la causa única sea ese calentamiento. (p.16)

Lo antes citado impone la vulnerabilidad de esta área del planeta, donde  la causa del calentamiento es multifactorial, a saber, tanto por el incremento global del CO2 y de los otros gases invernadero como el metano y el ozono, como también  por el efecto invernadero provocado por la contaminación  del aire, es decir, por los aerosoles llegados desde regiones muy pobladas de latitudes medias como Estados Unidos, Europa, Rusia y China. Ya en el año 2013 científicos habían descubierto evidencia de la existencia de musgo en la zona sur de la Antártica, sin embargo una nueva investigación realizada por expertos de la Universidad de Exeter ha revelado que esta situación se ha ido expandiendo con los años, y actualmente está presente en toda la península.

De acuerdo a la investigación, los expertos analizaron la evolución de los bancos de musgos en los últimos 150 años, y los resultados arrojaron que hubo un gran incremento de la actividad biológica en los últimos 50 años. Entender el posicionamiento de vulnerabilidad desde la complejidad permite tomar en cuenta lo a veces no tan evidente y, en este sentido, tal como apunta Adger (2006).

La vulnerabilidad se constituye en una poderosa y dinámica herramienta en la evaluación de impacto ambiental Entendida como una característica propia de cualquier sistema, factor o elemento del mismo sistema, y que adicionalmente es determinada por factores externos, permite discriminar y cuantificar la intensidad con la que un posible impacto puede afectar a un determinado factor o componente ambiental teniendo en cuenta las características propias y las particularidades del entorno en que se ve inmerso el sistema a evaluar. (p.23)

El concepto de vulnerabilidad es un derivado de las ciencias sociales, utilizado ampliamente en el estudio de ecosistemas para determinar el nivel de riesgos y desastres naturales. Corresponde a la capacidad para anticiparse, hacer frente, resistir o recuperarse de un impacto o desastre natural o antrópico; por otro lado, La vulnerabilidad también se ha establecido como una característica importante  para la pérdida, y ha sido entendida como un fenómeno externo de perturbaciones a las que es expuesto el sistema, e interno que representa la habilidad o carencia de habilidad para responder adecuadamente y recuperarse de disturbios o eventos estresantes externos.

En este aspecto se han identificado componentes críticos de la vulnerabilidad como exposición a estresores, capacidad de anticipación y de enfrentar los estreses, resistencia y recuperación ante peligros naturales y las consecuencias del estrés.

 La sensibilidad del crecimiento del musgo por el incremento de las temperaturas sugieren que el ecosistema terrestre de la Península Antártica continuará a experimentar un cambio rápido con las futuras alzas en las temperaturas. De acuerdo a los investigadores de la Universidad de Exeter “Si esto continúa, y con un gran incremento de tierra libre de hielo del continúo retiro glaciar, la Península Antártica será un lugar mucho más verde en el futuro“

Enfoque integrado de riesgo vulnerabilidad (EI)

El EI combina características de la vulnerabilidad interna  de  un lugar, en el caso que nos ocupa, Antártica, presenta una exposición a los factores de riesgo biofísico externo. Exhibiendo gran función del potencial de amenaza a la ruptura del equilibrio hielo- musgo. Este, a su vez, se encuentra influenciado por los riesgos y la tipología de las acciones/efectos de mitigación influyentes y, antes mencionados que al mismo tiempo, resultan de la vulnerabilidad existente en la dinámica compleja a partir de la vida cotidiana en que está inmerso nuestro planeta.

Un enfoque limitado a perturbaciones y estresores es insuficiente para entender el impacto en la respuesta del sistema afectado o sus componentes. Esto es visible en los modelos más usados que incluyen el análisis de vulnerabilidad en forma reducida: el modelo amenaza-riesgo y el modelo presión-emisión.

Finalmente la capacidad de respuesta o capacidad adaptativa hace parte de la resiliencia de un sistema y se refiere a las adaptaciones de la reestructuración del sistema después de una perturbación. La capacidad adaptativa es la habilidad del sistema de ajustarse a la perturbación, moderar el daño potencial, aprovechar las oportunidades y lidiar con las consecuencias de la transformación que ha ocurrido. De modo que, el aumento de la actividad biológica en los bancos de musgo ejemplifica potencialmente la capacidad de respuesta como un atributo del sistema que existe ante la perturbación.

Referencias

Adger, H. (2006). Análisis de  vulnerabilidad de los sistemas biológicos. Recuperado de:  http://www.bdigital.unal.edu.co/3900/1/905011.2011.pdf

Amesbury, M.( 4 de marzo de 2017). Por el calor, la Antártida comenzó a reverdecer. Jornada. Recuperado de: http://www.diariojornada.com.ar/187903/ciencia/por_el_cambio_climatico_la_antartida_comenzo_a_reverdecer_/

Bavera, G. y Bèguet, H. (2003).clima y ambiente: Elementos y Factores. Recuperado de: http://www.produccion-animal.com.ar/clima_y_ambientacion/03-clima_y_ambiente_elementos_y_factores.pdf

Cook, A. (2005). Antártida. Recuperado de: http://www.yeastgenome.org/reference/S000082202/overview   

Anexos

Antártica

Antártica, corona austral, racimo

de lámparas heladas, cineraria

de hielo desprendida

de la piel terrenal, iglesia rota

por la pureza, nave desbocada

sobre la catedral de la blancura,

inmoladero de quebrados vidrios,

huracán estrellado en las paredes

de la nieve nocturna,

dame tu doble pecho removido

por la invasora soledad, el cauce

del viento aterrador enmascarado

por todas las corolas del armiño,

con todas las bocinas del naufragio

y el hundimiento blanco de los mundos,

o tu pecho de paz que limpia el frío

como un puro rectángulo de cuarzo,

y lo no respirado, el infinito

material transparente, el aire abierto,

la soledad sin tierra y sin pobreza.

Reino del mediodía más severo,

arpa de hielo susurrada, inmóvil,

cerca de las estrellas enemigas.

Todos los mares son tu mar redondo.

Todas las resistencias del Océano

concentraron en ti su transparencia,

y la sal te pobló con sus castillos,

el hielo hizo ciudades elevadas

sobre una aguja de cristal, el viento

recorrió tu salado paroxismo

como un tigre quemado por la nieve.

Tus cúpulas parieron el peligro

desde la nave de los ventisqueros,

y en tu dorsal desierto está la vida

como una viña bajo el mar, ardiendo

sin consumirse, reservando el fuego

para la primavera de la nieve.

–Pablo Neruda–