Por: Laura Rathe

De acuerdo con Sotolongo (2017)[1], la filosofía es la reflexión de corte más general acerca del mundo, acerca de los seres humanos (como integrantes de ese mundo), y acerca de cómo aprehender todo ello. Esa reflexión de índole más general presenta diversos ámbitos o campos: la ontología, la epistemología, la lógica, la ética y la estética.

La ontología se refiere a la reflexión acerca del ser  y la epistemología a la reflexión acerca de cómo acceder a un conocimiento acerca de ese ser. La lógica es la reflexión acerca de cómo organizar el pensamiento. La ética es la reflexión acerca de los valores y su plasmación moral. La estética es la reflexión acerca de las formas, la belleza, lo sublime, el arte y la creatividad en general. Estos ámbitos están interrelacionados.

La figura epistemológica clásica por muchos siglos fue el Macrocosmos-Microcosmos (Dios inmanente que dialoga) fue anterior a la epistemología de sujeto-objeto. No nos concebíamos como sujeto sino como microcosmos que teníamos todo el universo dentro, era un orgullo micro, pero luego se convierte en humillación por el pecado en el cristianismo. Una unidad inmanente con el resto del mundo, era así en Oriente, hasta la colonización occidental, no en oposición ni enfrentados al resto del mundo (macrocosmos), sino en íntima unidad con el mismo. En la antigüedad occidental Micro-macrocosmos era una idea de inmanencia. Esto también se expresa en el arte y la estética.

Imagenes (en el sentido de las agujas del reloj): Lacoonte y sus hijos en el Museo del Vaticano; Victoria de Samotracia (en el Louvre) y Figura de Dice como representacion de la justicia (en el salón de la Suprema Corte del estado de Vermont)

En Occidente, los matices de esta visión se desarrollaron con elementos diferenciadores: Por los antiguos de orgulloso y humilde al mismo tiempo sentimiento de inmersión inmanente (junto a sus Dioses) en el resto del cosmos.

Los cristianos medievales de humillado y caído en el pecado, con un sentimiento de inferioridad ante una divinidad y creados por esa divinidad trascendente. (Sotolongo,2017).

La cultura como sistema de valores, saberes y actitudes y el grado y manera con que se plasma su intelegibilidad del mundo es la que dota de identidad a los miembros de una u otra comunidad humana. Esta identidad se basa en el sentido de pertenencia a la misma, condicionando su comportamiento. La cultura, por tanto, está inmersa en el modo de vida de la gente, y es tan omnipresente que su existencia escapa a nuestra percepción. Por lo que el destino epocal de un país y de su pueblo lo decide su cultura.[2]

En nuestra cultura la creencia en la objetividad ocupa el lugar de dogma, de verdad incuestionable. Esta concepción considera el conocimiento como mero reflejo de la naturaleza y supone una mirada sin observador. La concepción objetivista, en la que fuimos educados y cuya verdad damos por sentada, no existió siempre. Fue el resultado de un determinado modo de vivir, de pensar y de narrar la experiencia de las elites europeas, que nació en la modernidad y que se impuso con la expansión colonial[3].

De acuerdo con Denise Najmanovich (2005)[4] en la modernidad se concibió el conocimiento como el “reflejo interno en el sujeto del mundo externo, al que se suponía objetivo e independiente. El espacio del pensamiento moderno nació de una estética dicotómica que escinde al sujeto del objeto, al conocimiento de la realidad, a la forma del contenido”. Recién en la modernidad, el giro cartesiano en la filosofía, la extensión del humanismo en la cultura, la invención del individuo en la política, la acelerada transformación de las costumbres y las prácticas sociales, hicieron emerger conjuntamente al Sujeto y la Objetividad.

La ciencia moderna tradicional es analítica, lineal y disciplinar; trata de lo ya existente, desmembrándolo, para “analizarlo” en sus partes, por lo que la problemática de la morfogénesis quedó “en tierra de nadie” ya que trata de cómo adviene la forma. Las nuevas de indagación en los sistemas complejos adaptativos y evolutivos han posibilitado esta aprehensión.

De acuerdo con Najmanovich (2005) refiriéndose al pensamiento complejo en el borde de las paradojas, la inquietud que producen las paradojas puede vivirse de muchos modos distintos, algunos eligen el desafío otros son afectados por el desasosiego: “…la paradoja y del humor, puentes colgantes entre el concepto y la iluminación sin palabras”, Octavio Paz; “¡Qué singulares son los caminos de la paradoja, del sentido común con alborozo se mofa”, S. J. Gould. Algunos de los artistas, científicos y filósofos que nos han enseñado que podemos utilizar las paradojas “como dispositivos creativos o círculos virtuosos” (Von Foerster, 1991) son Octavio Paz, Diego Velázquez, M. C. Escher, Max Ernst, Stephen Jay Gould, Heinz Von Foerster, Francisco Varela, Baruch Spinoza, Gilles Deleuze, Jaques Derrida, entre otros.

En el caso de M.C. Escher, dibujante holandés, se sintió atraído por la forma y el espacio, dejando de representarla de modo analítico para generar una síntesis en la que las diferentes entidades espaciales se relacionan. Escher representa las paradojas geométricas con un conocimiento de las matemáticas en gran medida visual e intuitivo. Comenzó, a interactuar con la comunidad científica de cristalógrafos y matemáticos y esta mirada transdisciplinar fue su fuente de inspiración sobre construcciones imposibles, ilusiones ópticas, representaciones del infinito, remolinos de transformaciones y metamorfosis.

La visión estética del Pensamiento y Ciencias de la Complejidad implican un renacer de la indagación de las formas. Formas no clásicas, como son las del mundo real; haciendo énfasis en cómo las diversas estrategias de indagación de la Complejidad transitan hacia el develamiento de la índole morfogénica de la auto-organización y de los procesos emergentes a partir de ella (Sotolongo, 2017).

La complejidad se interesa de cómo emergen las cosas y cómo se sumergen. El enfoque es dinámico procesual y no cosas fijas como estructuras y objetos. El posicionamiento gnoseológico (privilegia el objeto) o fenomenológico (privilegia el sujeto). El posicionamiento epistemológico de la complejidad es contextualizante y hermenéutico.

Algunos autores que han tratado la morfogénesis desde la complejidad son: La Teoría Unitaria (Lancelot L. Whyte), La Teoría De Las Bifurcaciones (René Thom), El Campo Morfogénico (Brian Goodwin).

La matriz ontológica morfogénica está compuesta por las que constituyen las fuentes generales del cambio y la transformación en el mundo, a saber: la masa (sustancia), la energía, la información y el sentido (identitario). La sustancia como la modalidad de existencia de lo material que presenta masa-de-reposo y masa-de- movimiento; la energía como aquella modalidad de existencia de lo material que sólo puede presentar masa-de-movimiento; la información como toda circunstancia en el entorno del ente de que se trate, a través de la cuál ese ente es capaz de reconocer su entorno; el sentido (identitario) como la posibilidad para el ente de que se trate de demarcarse,  material o no-materialmente, de toda circunstancia de su entorno (Sotolongo, 2017).

Para lograr un tratamiento auténticamente dinámico de la morfogénesis, se requiere enfocar la “matriz” no estructuralmente, sino como una “matriz” de flujos, capaces de involucrarse en toda una gama de procesos y operaciones de cambio y transformación morfogénicos. Esto nos lleva a tratar con gradientes (variaciones de punto a punto) y con tasas (variaciones de instante a instante) de los componentes integrantes de la matriz (de masas, sustancias); de energías (fuerzas); de informaciones y/o de sentidos. (Sotolongo, 2017).

La estética desde el pensamiento y ciencias de la complejidad, tiene que ver con la orientación a las formas, el espacio de fase. Lo geométrico-topológico. La forma  de los  atractores, los fractales: la belleza de las formas del mundo real. Los procesos de generación de las formas : La morfogénesis.

Laura 7

Atractores de Lorenz

FRACTALES

Enzo Tiezzi, en su obra La belleza y la ciencia. Hacia una visión integradora de la naturaleza, desarrolla la tesis, propuesta inicialmente por Gregory Bateson, que la ciencia moderna extrema la tesis antiestética, atribuida a Bacon, Locke y Newton, que dice que todos los fenómenos pueden y deben estudiarse y valorarse sólo en términos cuantitativos. “Una visión de la naturaleza puramente cuantitativa, que niega la fundamental categoría ecológica de la calidad y la importancia del elemento estético, revela hoy sus límites frente a la complejidad de las dinámicas temporales del sistema biológico (la biosfera) y del ecosistema global, dinámicas temporales basadas en múltiples relaciones, co-evolución que se fundan en las formas, los colores, los sonidos, los olores, los sabores” (Tiezzi, Enzo, 2006)[5].

[1] Sotolongo, Pedro (2017) Laminarias sobre Pensamiento y Ciencias de la Complejidad.

[2] Op,Cit. Sotolongo, Pedro Luis.2017

[3] http://denisenajmanovich.com.ar/esp/el-mito-de-la-objetividad/

[4] Najmanovich, Denise (2005) Estética y pensamiento complejo. Andamios. Revista de Investigación Social, Año 1, Núm. 2, junio 2005, Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México

[5] Tiezzi, Enzo (2006) La belleza y la ciencia. Hacia una visión integradora de la naturaleza. Milenrama. Icaria. Barcelona. ISBN: 978-84-7426-844-3

Bibliografía

Najmanovich, Denise (2005) Estética y pensamiento complejo. Andamios. Revista de Investigación Social, Año 1, Núm. 2, junio 2005, Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México

Sotolongo, Pedro Luis. (2017) Laminarias sobre Pensamiento y Ciencias de la Complejidad.

Tiezzi, Enzo (2006) La belleza y la ciencia. Hacia una visión integradora de la naturaleza. Milenrama. Icaria. Barcelona. ISBN: 978-84-7426-844-3

Páginas consultadas:

http://denisenajmanovich.com.ar/esp/el-mito-de-la-objetividad/

consultada 20 febrero 2017

http://www.mcescher.com/

Consultada 22 febrero 2017

http://www.louvre.fr/en

Museo del Louvre consultada 22 febrero 2017

http://web.archive.org/web/20090707234059/http://ccrma-www.stanford.edu/~stilti/images/chaotic_attractors/poly.html

Consultada 24 febrero 2017