Por Carlos E. Liriano

Para cualquier dominicano resulta familiar la expresión de que: “una cosa es la teoria y otra cosa es la práctica”. Esta es la manera más sencilla de expresar la falta de articulación entre lo observable empíricamente y lo esperable racionalmente. Entonces, nos preguntamos, cómo es posible que las expectativas racionales, derivadas de la observación de la realidad, no se articulen con lo que realmente ocurre?

Es posible porque los sistemas complejos, y las sociedades humanas son sumamente complejas, contienen dinámicas que son el resultado de infinidad de componentes y, al mismo tiempo, nuestro ejercicio racional tiende a ser lineal, o sea, tendemos a asumir que el futuro es igual que el pasado y que lo que está ocurriendo ahora seguirá ocurriendo en el porvenir. Esto ignora el poder de las interacciones de los elementos del sistema, los cuales pueden hacer que todo el entorno deje de comportarse como lo hacía para empezar a comportarse de manera diferente, de forma que la complejidad se esconde en los resquicios entre el racionalismo y el empirismo, llena los huecos de las expectativas humanas y nos presenta la oportunidad de modelar nuestro entorno de forma que se corrijan las inferencias racionales y se nos presente una realidad llena de incertidumbre, pero explicable y comprensible.

Veamos dos ejemplos de la falta de articulación entre la expectativa racional y el observable empírico.

Ejemplo 1. LA MONARQUÍA ANTE LA INEQUIDAD

RACIONALISMO: El ejercicio racional apunta a que un sistema político basado en el principio de que hay personas que reciben privilegios en virtud de su pertenencia a determinada familia, debe, necesariamente, crear un entorno en el que la inequidad es evidente y la movilidad vertical de los ciudadanos es prácticamente imposible.

EMPIRISMO: La realidad observable es que las sociedades más equitativas de Europa son monarquías (los países escandinavos, Holanda y el Reino Unido).

Alternativamente, pudiéramos decir que un ejercicio de racionalismo apunta a que las repúblicas deben ser instrumentos idóneos para fomentar la equidad y la movilidad social vertical. Pero esto no es lo que se observa en las repúblicas de Latinoamérica y Asia.

Ejemplo 2. LA SEPARACIÓN DEL ESTADO Y LA IGLESIA  ANTE LA SOCIEDAD SECULAR

RACIONALISMO: El ejercicio racional apunta a que el estado debe estar separado de la iglesia, y de cualquier ejercicio religioso, de manera que pueda haber verdadera libertad de cultos y el ciudadano creyente en otra religión (que no sea la del estado) pueda ser tratado justamente.

EMPIRISMO: La realidad observable es que en países como el Reino Unido y Holanda, en que el jefe del estado es jefe de la iglesia oficial, las sociedades son profundamente seculares. Por otro lado, si comparamos a la Arabia Saudita (estado monárquico en el que existe separación de iglesia y estado) con la República Islámica de Irán (estado clerical), notamos que este último, a pesar de ser dirigido por una élite de clérigos, es una sociedad que, en la práctica, se comporta en muchos aspectos como una sociedad occidental secular en el sentido de que es mas tolerante de las preferencias religiosas y, de hecho, tiene las minorías judia y cristiana mas vigorosas del oriente medio.

En ambos ejemplos, las expectativas racionales no se cumplieron debido a que los ciudadanos de esos países (componentes de un sistema complejo) conformaron dinámicas que contrarrestaron la tendencia, esperable racionalmente, de que el estado diera preferencia a quienes se identifican con la religion oficial.

Como podemos ver en ambos casos, el observable empírico (la realidad) parece invalidar el ejercicio racional (la teoría). Sin embargo, hay que hacer la advertencia de que los ejercicios empíricos son siempre contextuales. Las monarquías pueden existir en sociedades de gran movilidad social y equidad en la riqueza, pero esto se da en el contexto histórico del norte europeo y no es posible decir lo mismo de las monarquías del oriente medio o de Asia. En estos contextos, el devenir histórico no encontró avenidas para establecer interacciones más efectivas entre los ciudadanos.

En complejidad diríamos que la inequidad intrínseca en el modelo monárquico no fue balanceada por estructuras disipativas que llevaron al sistema hacia un equilibrio de componentes que fuera más favorable a la equidad.

Desde sus inicios, el racionalismo se planteó la tarea de despojar al empirismo de su carga contextual de manera que se pudieran formularse planteamientos de carácter universal y que, al mismo tiempo, pudieran ser confirmados empíricamente. Por supuesto, el advenimiento del universo newtoniano cargado de leyes universales, comportamientos lineales y enfoques reduccionistas creó la ilusión de predictibilidad perfecta. Esta influencia del racionalismo desbordó su ámbito natural dentro de las ciencias y se manifestó en el estudio de las sociedades y en la política. Ya en este entorno, así como en el de la química y la microfísica, la observación empírica (con todo y su carga contextual) volvió a hacerse patente y a señalar las debilidades del modelo que había adoptado al racionalismo como fuente primaria.

Tal vocación de universalidad nunca fue intrínseca del empirismo. En este último, se asumió el posicionamiento epistemológico de que el conocimiento solo puede ser adquirido a través de la experimentación, pero la experimentación, a su vez, sólo puede plasmarse dentro de un contexto y sus inferencias conllevan la limitante de un determinado entorno. De forma que el empirismo tuvo siempre un horizonte más limitado, pero proveyó la herramienta perfecta para apuntar hacia las necesidades de nuevos posicionamientos, entre ellos la complejidad.

Entre el racionalismo y el empirismo cabe perfectamente la complejidad. Desde esta nueva forma de indagación, el observable empírico mantiene su contextualidad, pero los modelos que se derivan de estos observables ya no tienen que ser sometidos al lecho de procusto de la linealidad o el reduccionismo. Esto hace que la complejidad pueda ser usada para modelar casi todas las dinámicas complejas para las cuales la dupla Racionalismo-Empirismo no puede ser usada. Después de todo, como dijera el célebre matemático Stanislaw Ulam: “Usar un término como ciencia no lineal es como referirse al grueso de la zoología como el estudio de los animales no-elefantes”.

Santo Domingo, Mayo del 2016.